Fotografía de Irene. |
Elige bien tus palabras,
que dejen pasar la luz
y que envuelvan el regalo
con delicadeza.
Colócalas según el orden
de tus afectos,
pero procura que no dañen
el transcurrir del día,
ni el vuelo del ave,
ni la memoria de la obra.
Deja que el tiempo
se detenga
entre las vocales,
que el pan huela
a recién hecho,
y que todas ellas
modelen
una arquitectura
tan sólida
como
transparente.
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