Feuerbach (1804-1872) fue un filósofo alemán, discípulo de Hegel y el más destacado miembro de la izquierda hegeliana. Él y David Friedrich Strauss fueron los detonantes de la crítica a la religión en la Alemania del siglo XIX, lo que les supuso ver cerrada su carrera académica.
La idea básica que defiende Feuerbach es que Dios no es otra cosa que una proyección humana de nuestra propia esencia, de nuestras propias aspiraciones más nobles, objetivadas y reverenciadas como una entidad distinta a nosotros mismos. Atribuimos a Dios nuestros propios sentimientos, pensamientos y esperanzas. De esta manera, Dios es omnipotente, compasivo y amoroso, que son algunas de nuestras aspiraciones más altas; por lo tanto, la omnipotencia, la compasión y el amor son cosas divinas. La creencia en la inmortalidad no es nada más que una proyección de nuestros ideales a otro mundo.
Posiblemente, la idea, la formulación de este pensador que ha tenido mayor repercusión en el pensamiento occidental sea la de que la religión supone la alienación del ser humano, especialmente porque es recogida por Marx y secundada por todos los movimientos socialistas, marxistas y progresistas de finales del XIX y primera mitad del siglo XX.
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Como podéis comprobar, un texto sacado de contexto puede llegar a sugerir, incluso, lo contrario de lo que su autor ha querido expresar. Conviene, por tanto, comprobar siempre en el sitio original de donde se han obtenido las citas que se utilizan —en ocasiones demasiado alegremente, otras descaradamente malintencionadas—, para no caer en errores de bulto ni ser objeto de manipulación informativa.
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