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martes, 25 de marzo de 2014

SILVIA BARON SUPERVIELLE (1)

En esa pelea que me traigo conmigo mismo por no adquirir nuevos libros volví a salir derrotado una vez más y terminé comprando la obra poética de esta autora. Cogí el libro, lo abrí al tuntún, leí algo y entre que desconocía quién era, que lo que leí no me disgustó, que el formato pesaba poco a pesar de sus mil páginas y que la editorial me era totalmente desconocida..., pues me lo llevé a casa. Ya no sé si me dejo arrastrar por la curiosidad o por el impulso compulsivo de adquirir.

Sobre quién es la autora podéis informaros sucintamente en Wikipedia o en esta entrevista. Yo os diré aquí que lo que me ha gustado de su poesía es la brevedad con que se expresa. Sus poemas suelen ser muy breves, como pequeños resplandores que iluminan algún aspecto de la realidad, algún instante, alguna sensación. Son como un apunte de la vida captada en su fugacidad.

entre el intervalo
del relámpago
y la explosión 
del trueno

me identifica
el instante

Y a esa brevedad le va bien la ausencia de puntuación, eso favorece la levedad de la expresión y la sensación de instantaneidad. La idea está más suelta y más viva, como si fuera otro elemento, fugaz éste, de la naturaleza.

También me gusta ese continuo intento por expresar la esencia —esencialmente inasible, pero objetivo supremo de la poesía—. Y a ese intento le va también mejor el verso corto y el poema breve; la pincelada sutil y la línea apenas marcada. No son haikus, porque no se sujetan a forma alguna, y consiguen, por eso, decir mejor lo que persiguen.

las travesías
borran el punto
de partida
y prolongan
la llegada

Puesto que es de origen argentino, aunque la mayor parte de su vida la ha pasado en Francia, ella es su misma traductora, oficio, por otra parte, que conoce bien ya que ha traducido en las dos direcciones a escritores de las dos orillas.

que nadie 
me cierre los 
párpados

quiero verte
perturbar
la eternidad

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