Titular de hoy en El País: El Gobierno cambiará la ley para que condenados puedan dirigir entidades.
Y uno piensa: Ah, claro, será por si el delincuente que ya está dirigiendo el banco en cuestión es atrapado en flagrante delito (cosa harto difícil, según estamos viendo), condenado por la justicia (algo ya impensable y surrealista de todo punto en este país) y pueda, así, seguir dirigiéndolo, porque para eso ha demostrado tener ya el título apropiado. Soy delincuente, luego estoy capacitado.
No tengo prejuicios contra los delincuentes en general, y estoy convencido de que todas las personas debemos poder contar con la posibilidad de redimirnos, porque somos capaces de cambiar. Es más, creo que en muchas ocasiones un pequeño delincuente, de esos que roban para mantenerse, lo haría mucho mejor en la dirección de un banco, porque faltándole conocimientos económicos y sensibilidad de gran ladrón, sería incapaz de crear un fiasco del tipo Bankia (es sólo un ejemplo) y llevar a todo el país a la ruina. Carezco incluso de prejuicios (y ya es decir) contra los políticos; sin embargo, puestos a pensar mal, la verdad es que el titular me lo deja a huevo.
¿Cómo no pensar mal de una ley que facilita que un chorizo probado pueda estar al frente de una entidad bancaria? ¿Cómo no pensar mal de unos políticos que hacen una ley para que unos delincuentes puedan dirigir los ahorros de la ciudadanía? ¿Cómo no pensar mal si parece que lo habitual en este país es pensar con el culo, hacer un ejercicio de sin razón, atentar contra el sentido común?
Van a conseguir que, además de malpensados, seamos tontos (por falta de ejercicio racional) y malas personas (por abandono del pensamiento moral).
Sé que estoy exagerando, porque la noticia viene con matices y hay que leerla completa; pero, caray, qué cerca está de la delincuencia organizada bajo el amparo de la gran mafia bancario-estatal.
Yo no soy delincuente. Ahora bien, si para dirigir un banco tengo que atracarlo, me ofrezco voluntario...
ResponderEliminardiego.