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miércoles, 26 de enero de 2011

TOLSTOI

No había leído ninguno de los dos relatos cortos que contiene este libro y, después de leerlos, creo que pueden ser una excelente manera de introducirse en la obra de Tolstoi, de acercarse pausada y gozosamente a las grandes novelas del genial ruso.

De las dos me ha gustado más Hadyi Murad. Lo que no quiere decir nada más que eso, que me ha gustado más, que la he leído con mayor placer, pero ambas son historias perfectamente contadas, con una enorme naturalidad, como si Tolstoi estuviera a mi lado, y ambos junto a un fuego en una fría noche de invierno, y él fuera desgranando poco a poco el cuento. ¡Qué gusto da leer historias bien contadas!

De La muerte de Ivan Ilich, destacaría la capacidad del narrador para meterse en el pellejo de la enfermedad de una persona, la capacidad de contarnos la muerte por dentro. De Hadyi Murad, la destreza con que nos pone delante de la barbarie de la guerra y cómo reduce a escombro ideológico los gobiernos despóticos. Qué bien se podría aplicar eso de mentiras políticas, verdades literarias (véase cuatro entradas más abajo) a esta historia.

Si tenéis un par de tardes libres de invierno y carecéis de plan, puede ser una opción excelente pasarlas disfrutando de la sabia manera de contar la vida que tenía este viejo maestro de larga barba.

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