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jueves, 20 de enero de 2011

ORIÓN

(Imagen tomada del libro Observar el cielo, de David H. Levy, Planeta, 1999)


Esta es una de las más hermosas constelaciones que podemos ver en el cielo nocturno durante los inviernos del hemisferio norte. Es muy conocida gracias a las tres estrellas que forman el cinturón de Orión (Alnitak, Alnilam y Mintaka).


Según la mitología griega, Orión era un hermoso gigante (en algunas leyendas se dice, incluso, que era el más hermoso de los mortales), hijo de Poseidón y Euríale. Su padre, dios del mar, le había dado el don de poder caminar sobre las aguas.


En una de sus aventuras conoció a Mérope, a quien intentó violar, pero el padre de la joven emborrachó al gigante y lo dejó ciego. Orión, entonces, fue a la fragua de Hefesto en busca de ayuda y el dios del fuego y la metalurgia le ofreció a Cedalión para que pudiera encontrar la morada del sol, donde podría recuperar la vista, como así ocurrió.


En otra ocasión se enamoró de las pléyades, hijas de Atlas y ninfas del séquito de Artemisa, la diosa de la caza. Orión las persiguió y las jóvenes rogaron la ayuda de los dioses. Zeus, para impedir que fueran atrapadas por el gigante, las transformó primero en palomas y luego en el grupo estelar que pertenece a la constelación de Tauro. Aunque las pléyades eran siete, sólo vemos seis a simple vista porque, según dice la leyenda, Electra abandonó su lugar para no ver la destrucción de Troya, ciudad que había fundado su hijo Dárdano. Este hecho afectó de tal manera a las hermanas que desde entonces brillan con menor intensidad.


Sobre la muerte de Orión hay varias versiones. La más extendida cuenta que el gigante, excelente cazador, andaba diciendo que iba a dar muerte a todos los animales salvajes que poblaban la tierra. Gea, enfurecida, le envió un escorpión que le perseguía sin cesar. Para huir de él se introdujo en el mar y cuando estaba muy lejos de la costa, Apolo desafió a su hermana Artemisa diciéndola que no acertaría con una de sus flechas aquello que se veía en la lejanía y que era el perverso Candaón, quien había seducido a una de las doncellas de su séquito. La diosa cazadora no falló el disparo y cuando fue a recoger su presa, se dio cuenta de que era Orión a quien había dado muerte. Entonces colocó su imagen entre las estrellas.


En esta constelación se encuentran las nebulosas Cabeza de Caballo y La Gran Nebulosa o Nebulosa de Orión.

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