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viernes, 11 de julio de 2025

TIERRA BALDÍA, Robert D. Kaplan

Ejemplar de la biblioteca de Loiola K. E
Traducción: María Dolores Crispín
Sí, Tierra baldía toma el título del poema de Eliot, pues este ensayo sobre geopolítica nos presenta un panorama desolador similar al poema de Eliot, con la diferencia de que mientras el poema busca transmitir una sensación, ofrecer una visión subjetiva por poética, el texto de Kaplan es un ensayo que se apoya en hechos históricos y actuales para argumentar y persuadir sobre una idea, en este caso el problemático mundo hacia el que el planeta se encamina. 

Kaplan ve el período contemporáneo (está escrito justo antes del ascenso de Trump a la segunda  presidencia de los EEUU) como un momento similar al de la República de Weimar, esto es, desde la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial hasta la subida al poder de Hitler, un período de profunda inestabilidad política, económica y social. Y ya se sabe que cuando las instituciones que ordenan y sustentan el orden social fallan, el caos se propaga rápidamente. En los años 30 dio lugar al fascismo y posterior guerra. En la actualidad, y como consecuencia del empequeñecimiento del mundo, las nuevas tecnologías, las profundas interrelaciones económicas y las tensiones entre China, Rusia y Estados Unidos, que él percibe como las últimas potencias imperialistas en proceso decadente, nos encaminamos hacia un mundo desestabilizado y en peligro continuo de enfrentamiento, a un paso del abismo.

Kaplan está convencido de que lo que se nos viene encima es, en el mejor de los casos, una fase frágil de transición tecnológica y política. Las guerras en Ucrania y Gaza han reforzado esta tendencia.  Incide en cómo el 11-S supuso para Occidente centrar la atención sobre el terrorismo islamista y tuvo como consecuencia las guerras que Estados Unidos, con el apoyo de sus aliados,  desencadenó en Afganistán e Irak. Mientras tanto China reforzaba su armada y Vladimir Putin reforzaba la determinación imperial de Rusia. 

Pero no solo están las tendencias que pueden señalar las políticas internacionales de los grandes países. Kaplan también resalta como elementos que contribuyen a la desorientación y el desorden general las consecuencias que dejó la pandemia en la sociedad mundial a múltiples niveles, la fuerza atomizadora de la tecnología, que impide apreciar los efectos edificantes que el urbanismo y la tecnología han tenido en la vida de muchas personas, el continuo incremento de la población mundial y la absoluta incapacidad de los organismos internacionales para liderar cualquier proceso de entendimiento, léase principalmente la inoperante ONU.

A pesar de todo, el libro se cierra con este párrafo: 

La dirección de la historia es imposible de conocer. No existe eso del progreso lineal automático, de modo que no tenemos más opción que seguir luchando, ya que el resultado no se nos da a ninguno por adelantado. Weimar se podía jactar de tener muchos liberales y un auténtico florecimiento intelectual. Había mucha esperanza en Weimar, pero insuficiente orden. Evitar el destino de Weimar es ahora la gran tarea del mundo.

No apto para optimistas ni para quienes estén disfrutando del periodo vacacional.

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