Librerías que tienen algún ejemplar |
Si la poesía que no es extraordinariamente exitosa es difícil de conseguir, el libro al que hoy doy publicidad desde esta sección os va a costar mucho trabajo encontrarlo, a no ser que os acerquéis a una biblioteca, pues el hermano del gran poeta granadino yo diría que es absolutamente desconocido en España y la editorial que sacó este volumen hace ya años que desapareció. (Por cierto, en el enlace que he dejado con Wikipedia podéis ver un par de fotografías de los dos hermanos juntos, Francisco y Federico).
La colección de poemas que recoge este volumen se publicó en 1984 y corrió a cargo del palentino Mario Hernández, quien había estado en contacto con Laura de los Ríos, esposa de Francisco, para prepara la edición de Federico y su mundo. Fruto de aquella fue el acceso a los poemas inéditos de Francisco García Lorca y su posterior ordenación y edición.
He aquí algunos:
LLUVIA
Saltan
los frailecicos del agua.
Se destrenzó. Las gotas
sobre las hojas cantan,
brillan como cuchillos
los hilillos del agua
y vuelan a sus nidos
y corren a sus casas
y ruedan al arroyo
y saltan, saltan,
saltan
los frailecicos del agua.
INSTANTE
caen las horas en mi pecho
y se desbandan los sueños.
Un instante,
pero que nunca acabe.
Una larga guirnalda
de horas encadenadas
y yo libre.
Suspendidos los mundos
en el espacio inmenso
y los sueños
sin tiempo.
Apresta el alma, el agua,
que la barca te guarda.
Y la barca
se mece, los remos
en el agua.
Hay un pájaro zahareño
mudo en la rama del sauce
y manantiales sin cauce
por las riberas del sueño.
En piras de musgo y leño
deja mi amor rosas yertas
y las realidades muertas
al trepar —ramas oscuras—
derrocan arquitecturas
fantásticamente ciertas.
SONETO
A veces, mientras hablas a solas, padre mío,
sin luz casi en los ojos, mas de plata la frente,
yo muevo la cabeza imperceptiblemente
y para más amarte, triste, de pie, sonrío.
Qué limpia llama queman de amor y poderío
tus viejas rosas, padre, qué ceniza caliente
aún derrama tu mano, que en su temblor ya siente
de la tierra lejana no sé qué viento frío.
hablas a solas, padre, y vuelan malheridas
y rotas tus palabras en torno de tu pena,
que forma con la mía indefinibles ramos.
"En la ciudad..., Dios mío..., Granada..., sí..., dos vidas..."
De prnto me adivinas, y con la voz serena
"¿Tú por aquí?", me dices, "siéntate, ¿cómo andamos?".
En 1945 murió en Nueva York, Francisco García Rodríguez (el padre de los poetas). Francisco, en 1976, en Madrid (había regresado a España en 1968). Laura de los Ríos Giner, en 1981, también en Madrid.
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