Para Irene, que hace esto posible.
Supongo que la fascinación por los fuegos artificiales tiene algo que ver con la atracción por la sorpresa, con las emociones más primitivas, con algún estadio de regresión infantil cuando nos dejábamos arrastrar por cualquier novedad y todo nos parecía nuevo y distinto, con todo eso que se recoge en la expresión de admiración y sorpresa por antonomasia: ¡Ooooh!
A mí lo que más me atrae es intentar capturar con cierta limpieza la escritura que dejan durante un brevísimo instante en la pizarra de la noche. Conseguir apresar uno de esos instantes en que aparece un haiku luminoso, un soneto de color o un poderoso romance. Cuestión harto difícil cuando no se domina el arte de la fotografía. Pero me abandono al azar y, en ocasiones, me aparecen en la pantalla pequeños regalos con los que disimular mi impericia.
A veces, incluso, me ofrecen una pequeña antología de la métrica con la que dejar constancia de la luz y sus proezas.
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| Pareado |
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| Silva eneasílaba |
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| Estrofa sáfica con nota al pie |
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| Composición en verso libre |
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| Boceto para haiku |
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| Bordón |
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| Pie anfíbraco |
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| Poema dadaísta |
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| Ovillejo |
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| Glosa |
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| Soneto con cola o estrambote |
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| Romance heroico |
Luego la ciudad vuelve al silencio y se deja envolver por las sombras de la noche. El próximo año volverá la luz a escribir con formas y colores nuevas metáforas.
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