Editorial |
A menudo, en la cama,
por las noches
me entrego a esta aritmética inmanente,
como conozco en mi nomenclatura
mis leves neurastenias transitorias.
¿Cuántos libros me quedan por leer,
cuántas cenas me quedan entre amigos,
cuántas veces de verme en el espejo?
Aflicciones domésticas: ¿en cuántos
vasos he de beber, hasta ese día
en que todos los vasos estén rotos?
¿Cuántas migas de pan, y cuántos besos,
cuántos abrigos, di, cuántos saludos,
cuántas piedras al mar, cuánto de cuánto?
Este amor que yo siento es numerable.
Cantidades discretas e infinitas.
#unlibrounpoema
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