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domingo, 27 de noviembre de 2022

O, FORTUNA (CARMINA BURANA)



Después de haber acudido el jueves a escuchar al Orfeón Donostiarra y a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, no he podido evitar seguir en modo carmina burana. 

A mí es una obra que me gusta especialmente y que a veces utilizo cuando necesito un empujón anímico. Y eso me lleva a una breve comentario sobre la música. 

Si leemos este texto

Oh Fortuna,
como la Luna
variable de estado,
siempre creces
o decreces;
Vida detestable
ahora oprime
después alivia
como un juego,
a la pobreza
y al poder
derrites como al hielo.

Suerte monstruosa
y vacía,
tu rueda gira,
perverso,
la salud es vana
siempre se difumina,
sombrío
y velado
también a mí me mortificas;
ahora en el juego
llevo mi espalda desnuda
por tu villanía.

La Suerte en la salud
y en la virtud
está contra mí,
me empuja
y me lastra,
siempre esclavizado.
En esta hora,
sin tardanza,
toca las cuerdas vibrantes,
porque la Suerte
derriba al fuerte,
llorad todos conmigo.

no creo que haya nadie a quien se le levanten los ánimos y, después de leerlo, salga dispuesto a comerse el mundo. Se trata de un lamento sobre los caprichos del azar, la mala fortuna puede echar por tierra nuestras mejores intenciones y poner patas arriba la vida entera. Eso es lo que canta el coro. Así es como empieza esta magistral obra de Carl Orff. Y, sin embargo, entendamos plenamente lo que el latín original dice o no, lo que recibimos mientras estamos escuchando es una auténtica descarga emocional llena de fuerza y poderío. Directamente: un subidón.

Lo he dicho otras veces y lo seguiré diciendo, la música es de entre todas las artes la que tiene una mayor capacidad para transmitir de manera inmediata estados de ánimo. Incluso estados de ánimo contrarios a lo que las palabras dicen cuando utiliza palabras que la acompañan. 

Que la fortuna —la buena fortuna— os acompañe. Yo voy a comerme el domingo.

***


Путин, немедленно останови войну!

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