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sábado, 12 de noviembre de 2022

CLUB DE LECTURA DE LA LIBRERÍA LAGUN


Queda por "entender" que los libros no han sido escritos para que mi hijo, mi hija, la juventud, los comente, sino para que, si el corazón se lo dice, los lean.

Nuestro saber, nuestra escolaridad, nuestra carrera, nuestra vida social son una cosa. Nuestra intimidad de lector y nuestra cultura otra. Hay que fabricar bachilleres, licenciados, catedráticos y enarcas, la sociedad lo pide, y es algo que no se discute..., pero es mucho más esencial abrir todas las páginas de todos los libros.

A lo largo de su aprendizaje, se impone a los escolares y a los estudiantes el deber de la glosa y del comentario, y las modalidades de este deber les asustan hasta el punto de privar a la gran mayoría de la compañía de los libros. Por otra parte, nuestro final de siglo no arregla las cosas; el comentario domina en él como señor absoluto, hasta el punto, muchas veces, de apartarnos de la vista el objeto comentado. Este zumbido zegador lleva un nombre eufemístico: la comunicación...

Hablar de una obra a unos adolescentes, y exigirles que hablen de ella, puede revelarse muy útil, pero no es un fin en sí. El fin es la obra. La obra en las manos de ellos. Y el primero de sus derechos, en materia de lectura, es el derecho a callarse.

(Como una novela. Páginas 133-4).

***


Путин, немедленно останови войну!

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