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viernes, 29 de abril de 2022

LA CASA DEL SECRETO, Ernesto Hernández Busto

Ejemplar del KM
En una ocasión el poeta francés Bonnefoy dijo a Jesús Munárriz que el soneto era una composición de uso prohibido desde Apollinaire. No hay mejor desmentido a semejante exceso verbal que la publicación por parte de Munárriz de Un siglo de sonetos en español el año en que terminaba el siglo XX. En el XXI se continúa practicando. Buena muestra es este poemario del escritor cubano y residente en Barcelona, Ernesto Hernández Busto.

El libro está organizado en dos apartados: Verso y Reverso. El primero está compuesto por quince sonetos que podríamos calificar como independientes y originales; mientras que el segundo apartado está formado por sonetos que nacen de otras voces, que dialogan con otros poemas de otras plumas, o que tienen, sin más, su origen en otro poema de otro autor. 

La cosa podía quedar así, pues el material creado es suficientemente atractivo como para que funcione bien por sí mismo, pero el autor ha querido ser generoso y ha añadido una Coda en la que nos refresca sobre la virtualidad de esta composición, el soneto, y un jugoso apartado bajo el epígrafe de Notas que ayudan a entender mejor el texto, ya que, en ocasiones, los elementos interpelados pueden resultar muy elusivos. Tomo como ejemplo el que da título al poemario:

LA CASA DEL SECRETO


No quise revelarles el secreto
de la forma más fácil, una pista
medio disimulada a plena vista
de todo el que leyese este soneto;

no pretendía usar de parapeto
de mis bajas pasiones de anarquista
este doble refugio formalista:
cuatro paredes de un pobre cuarteto.

Pero el tiempo pasó, y aquí me tienen
tras una nueva Inés, atormentado
esclavo en busca de que lo encadenen;

pues al contar los versos ya he notado
(sin que por indiscreto me condenen)
que mi pobre soneto se ha acabado.


Y en la página 64, apartado Notas, podemos leer: 

En la amplia tradición del "soneto sobre el soneto", hay uno de Baltazar (sic) del Alcázar (1530-1606) que está entre mis preferidos:

Yo acuerdo revelaros un secreto
en un soneto, Inés, bella enemiga;
mas, por buen orden que yo en esto siga,
no podrá ser en el primer cuarteto.

Venidos al segundo, yo os prometo
que no se ha de pasar sin que os lo diga;
mas estoy hecho, Inés, una hormiga:
que van fuera ocho versos del soneto.

Pues ved, Inés, qué ordena el duro hado:
que teniendo el soneto ya en la boca
y el orden de decillo ya estudiado,

conté los versos todos y he hallado
que, por la cuenta que a un soneto toca,
ya este soneto, Inés, es acabado.

***

Путин, немедленно останови войну!

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