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lunes, 31 de enero de 2022

RE-READ DONOSTIA RECOMIENDA

 


Creer en las fieras



Un incidente con un oso es el eje sobre el que gira este extraordinario libro. Nastassja Martín, antropóloga, nos relata la traumática experiencia de ser atacada por un oso mientras realizaba su trabajo de campo en Kamchatka. De modo que sí, son hechos reales y nos los relata su propia protagonista. El libro no es un estudio antropológico, aunque contiene una información muy jugosa para la disciplina de la alteridad. El texto va y viene entre diferentes tiempos, desde antes de sufrir el ataque hasta tiempo después, cuando la autora vuelve a Kamchatka una vez recuperada. Con rápidos trazos, nos acerca algunos de los últimos nómadas del Gran Norte, los evenos, su relación con lo salvaje, con la naturaleza, con los animales y con los sueños. La autora no se limita a explicarnos estas nociones, sino que la vemos prácticamente abducida por esa forma tan distinta de experimentar el mundo (que con prisas podríamos llamar animista). Podríamos decir que cae en su mundo como quien cae en un agujero.

El libro recoge su pelea interna por no dejar que su experiencia y su propia persona, después del incidente, queden encerradas dentro de ciertos marcos de significado con los que ella está en conflicto. Desde la perspectiva evena, el encuentro con el oso no es un simple accidente, sino un destino, tanto de ella como del oso; es un encuentro en el que ambos saldrán transformados e irremediablemente ligados. Todo esto ocurre en un mundo en el que todo está interrelacionado; donde no hay una naturaleza externa a los humanos; donde el individuo es tan poroso que incluso sus sueños pueden no ser suyos, sino de un oso. Es un mundo en el que tiene sentido que, después de lo ocurrido, alguien te pregunte “¿has perdonado ya al oso?”

Es un libro fascinante, valiente y escrito con una sinceridad tajante.

Beatriz Moral



domingo, 30 de enero de 2022

¿CÓMO PODEMOS SER TAN GUARROS?


29 de enero de 2022. 10:37. 

No es un montaje. Es el río Urumea, orilla izquierda, visto desde el Paseo de Gernika (entre el puente de Mundaiz y el María Cristina).

¿Qué se puede esperar de nosotros si somos capaces de hacer esto?


JACQUES IBERT, CONCIERTO PARA FLAUTA

 


Jacques Ibert (1890-1962) fue un compositor francés que podemos encuadrar dentro dentro del movimiento impresionista. Sus obras más destacadas tal vez sean La ballade de la geôle de Reading, las óperas Angélique y Rey d'Yvetot, así como las obras orquestales Féderique, ouverture de fête, su música ambiental para la comedia Un sombrero de paja italiano de Labiche, sin olvidar su pieza para piano Le petit âne blanc.

Interpreta la Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por José Trigueros. La flauta solista corre a cargo de María José Ortuño. El concierto se llevó a cabo en el Palacio de la Ópera de A Coruña el 21 de mayo de 2021.

sábado, 29 de enero de 2022

JOSÉ HIERRO, CIEN AÑOS

Este ejemplar me acompaña desde 1975, fecha en que realicé un pequeño trabajo sobre su obra para presentarlo en la clase. Me gustó tanto, que me negué a leer nada sobre él. Los atrevimientos de la edad. 

Si viviera, el 3 de abril cumpliría 100 años.

Esta es mi selección-homenaje-recuerdo:





DESTINO ALEGRE


Nos han abandonado en medio del camino.
Entre la luz íbamos ciegos.
Somos aves de paso, nubes altas de estío,
vagabundos eternos.
Mala gente que pasa cantando por los campos.
Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
que comprenda la viva razón del canto nuestro.

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
como murieron todos ellos,
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.

Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces.
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho).
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.

Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia
de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
que hemos nacido para esto.






SERENIDAD

                     (Lectura de madrugada)

Serenidad, tú para el muerto,
que yo estoy vivo y pido lucha.
Otros habrá que te deseen:
ésos no saben lo que buscan.
Si se durmieran nuestras almas,
si las tuviéramos maduras
para mirar inconmovibles,
para aceptar sin amargura,
para no ver la vida en torno
apasionadamente nunca,
duros y fríos, como piedra
que sopla el viento y no la muda...

Almas claras. Ojos despiertos.
Oídos llenos de la música
del dolor. Los dedos felices,
aunque los hieran las agudas
espinas. Todo el sabor agrio
de la vida, en la lengua.

                                   «Nunca
podrás mojar tu pie en el río
en que ayer lo mojaste. Busca
la eternidad, vive en la alta
contemplación de su figura».

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Serenidad que se nos vende
por librarnos de la tortura,
por llenarnos de sueño el alma
y rodeárnosla de bruma.
Serenidad, tú para el muerto.
El hombre es hombre, y no le asusta
saber que el viento que hoy le canta
no volverá a cantarle nunca.
Serenidad, no te me entregues
ni te des nunca,
aunque te pida de rodillas
que me libertes de mi angustia.
Será que vivo sin saberlo
o que deserto de la lucha.
Tú no me escuches, no me eleves
hasta tu cumbre de luz única.

Palabrería de los libros
de la que deja el alma turbia.
Yo también me hago un poco libro,
me duermo el alma...

                                  Luz difusa.
La madrugada se desgaja
agria y azul, como una fruta.
Cantan los pinos a lo lejos.
Un niño llora. Las desnudas
mujeres y hombres silenciosos
salen despacio de las últimas
sombras. Los pájaros me esperan.
Se alzan las olas. (Me preguntan
por qué). Campanas... (Ayer niebla,
hoy claro sol y luego lluvia...)
¿Por qué? Las hojas se estremecen...

Voy inundándome de música








Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía).

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que ha sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.





EL MUERTO

Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la yerba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo,
que a mi madre llevara las flores;
yo querría poner primavera en sus manos).

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que he sentido una vez en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.

Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.







ALUCINACIÓN

Amanece. Descalzo he salido a pisar los caminos,
a sentir en la carne desnuda la escarcha.
¡Tanta luz, tanta vida, tan verde cantar de la hierba!
¡Tan feliz creación elevada a la cima más alta!
Siento el tiempo pasar y perderse y tan sólo por fuera de mí se detiene.
Y parece que está el universo encantado, tocado de gracia.
¡Tanta luz, tanta vida, tan frágil silencio!
¡Tantas cosas eternas que mellan al tiempo su trágica espada!
¡Tanta luz, tan abiertos caminos!
¡Tanta vida que evita los siglos y ordena en el día su magia!
Si la flor, si la piedra, si el árbol, si el pájaro;
si su olor, su dureza, su verde jadeo, su vuelo entre el cielo y la rama.
Si todos me deben su vida, si a costa de mí, de mi muerte es posible su vida,
a costa de mí, de mi muerte diaria...

¡Tanta luz, tan remoto latir de la hierba...!
(Descalzo he salido a sentir en la carne desnuda la escarcha).
¡Tanta luz, tan oscura pregunta!
¡Tan oscura y difícil palabra!
¡Tan confuso y difícil buscar, pretender comprender y aceptar,
y parar lo que nunca se para.






Por qué te olvidas, y por qué te alejas
del instante que hiere con su lanza.
Por qué te ciñes de desesperanza
si eres muy joven, y las cosas viejas.

Las orillas que cruzas las reflejas;
pero tu soledad de río avanza.
Bendita forma que en tus aguas danza
y que en olvido para siempre dejas.

Por qué vas ciego, rompes, quemas, pisas,
ignoras cielos, manos, piedras, risas.
Por qué imaginas que tu luz se apaga.

Por qué no apresas el dolor errante.
Por qué no perpetúas el instante
antes de que en tus manos se deshaga.





RECUERDOS

Aquello era hermoso. ¿Te acuerdas de como las flores nacían?
¿De cómo traía el ocaso su rojo clavel en la boca?
¿De un hombre que todas las tardes tocaba el violín a la puerta?
¿Del soñar cotidiano que daba sus llamas al alma en la sombra?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Yo no sé si tú vuelves conmigo y conmigo lo evocas.
¡Tan alegre pasar, desgarrando el eterno momento,
pisoteando, sin verlas, las rosas!

Hay un instante que todo lo puede, que salta los días
y vive presente en el cielo dorado de nuestra memoria.
¿Por qué no ha de ser ese instante
el que ya para siempre te colme las horas?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Todas las cosas que son, son hermosas
aunque sepamos de fijo que acaban y mueren un día,
que pasan rozando las vidas y nunca retornan.

¿Te acuerdas de aquello?
La juventud nos cantaba, nos canta, su canto de gloria.
Aquello era hermoso: pasar sin pensar, y soñar sin llegar,
aceptar sin jamás preguntar por la mano que dio la limosna.

Y yo te pregunto. Y acaso esta brisa que mueve la hierba
me da tu respuesta, me dice la oscura palabra que nunca se nombra.






Apagamos las manos. Dejemos encima del mar marchitarse la luna
y nos pusimos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Ahora ya es tarde. Las albas vendrán a ofrecernos sus húmedas flores.
Ciegos iremos. Callados iremos, mirando algo nuestro que escapa
hacia su patria remota.
(Nuestro espíritu debe de ser, que cabalga sobre las olas).

Ahora ya es tarde. Apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Hemos caído en un pozo que ahoga los sueños.
Hemos sentido la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.

Antes, entonces, con qué gozo ardiente,
qué prodigioso encenderse de aurora
modelamos en nieblas efímeras, en pasto de brisas ligeras,
nuestra cálida hora.
Y cómo apretamos las ubres calientes. Y cómo era hermoso
pensar que no había ni ayer, ni mañana, ni historia.

Ahora ya es tarde; apagamos las manos felices
y nos ponemos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Cómo errar por los años, como astros gemelos, sin fuego,
como astros sin luz que se ignoran

Cómo andar, sin nostalgia, el camino, soñando dos sueños distintos
mientras en torno el amor se desploma.

Ahora ya es tarde. Sabemos. Pensamos. (Buscábamos almas).
Ahora sabemos que el alma no es piedra ni flor que se toca.
Como astros gemelos y ajenos pasamos, sabiendo
que el alma se niega si el cuerpo se niega.
Que nunca se logra si el cuerpo se logra.

Dejamos encima del mar marchitarse la luna.
Cómo errar, por los años, sin gloria.
Cómo aceptar que las almas son vagos ensueños
que en sueños tan sólo se dan, y despiertos se borran.
Qué consuelo ha de haber, si lograr una gota de un alma
es pretender apresar el latir de la tierra, desnuda y redonda.

Estamos despiertos. Sabemos. Como astros soberbios, caídos,
sentimos la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca.






PARA UN ESTETA

Tú que hueles la flor de la bella palabra
acaso no comprendas las mías sin aroma.
Tú que buscas el agua que corre transparente
no has de beber mis aguas rojas.

Tú que sigues el vuelo de la belleza, acaso
nunca jamás pensaste cómo la muerte ronda
ni cómo vida y muerte —agua y fuego— hermanadas
van socavando nuestra roca.

Perfección de la vida que nos talla y dispone
para la perfección de la muerte remota.
Y lo demás, palabras, palabras y palabras,
¡ay, palabras maravillosas!

Tú que bebes el vino en la copa de plata
no sabes el camino de la fuente que brota
en la piedra. No sacias tu sed en su agua pura
con tus dos manos como copa.

Lo has olvidado todo porque lo sabes todo.
Te crees dueño, no hermano menor de cuanto nombras.
Y olvidas las raíces («Mi Obra», dices), olvidas
que vida y muerte son tu obra.

No has venido a la tierra a poner diques y orden
en el maravilloso desorden de las cosas.
Has venido a nombrarlas, a comulgar con ellas
sin alzar vallas a su gloria.

Nada te pertenece. Todo es afluente, arroyo.
Sus aguas en tu cauce temporal desembocan.
Y hechos un solo río os vertéis en el mar,
«que es el morir», dicen las coplas.

No has venido a poner orden, dique. Has venido
a hacer moler la muela con tu agua transitoria.
Tu fin no está en ti mismo («Mi Obra», dices), olvidas
que vida y muerte son tu obra.

Y que el cantar que hoy cantas será apagado un día
por la música de otras olas.





EPITAFIO PARA LA TUMBA DE UN HÉROE

Se creía dueño del mundo
porque latía en sus sentidos.
Lo aprisionaba con su carne
donde se estrellaban los siglos.
Con su antorcha de juventud
iluminaba los abismos.

Se creía dueño del mundo:
su centro fatal y divino.
Lo pregonaba cada nube,
cada grano de sol o trigo.
Si cerraba los ojos, todo
se apagaba, sin un quejido.
Nada era si él lo borraba
de sus ojos o sus oídos.

Se creía dueño del mundo
porque nunca nadie le dijo
cómo las cosas hieren, baten
a quien las sacó del olvido,
cómo aplastan desde lo eterno
a los soñadores vencidos.

Se creía dueño del mundo
y no era dueño de sí mismo.





UNOS VERSOS PEDIDOS

Hace ya tiempo... (era yo
poeta. Tiempo divino
de cantar y de soñar
lo esperado y lo perdido.
Cristal de viejos reflejos,
tornasolado prodigio,
álamo esbelto que alzaba
al cielo su verde grito
primaveral...) Hace tiempo
—divino tiempo— me dijo
que le escribiera unos versos
a sus senos..

Nunca ha sido,
nunca jamás podrá ser
el poema concluido.
Hay cosas grandes, bellezas
para las que no hay cobijo
en las palabras. Hay cosas
cuyo nombre no decimos
para no mancharlas.

Miro
hacia atrás. Era yo entonces
poeta (serlo es sentirnos
iluminados) No supe
hallar el nombre preciso,
la cifra que concretara
tanta hermosura. (Me dijo
que le escribiera unos versos
a sus senos...) No he podido
hallar la palabra exacta,
lograr el nombre preciso.

Yo, poeta sin palabras,
dado a los malabarismos
de las palabras, buscaba
rimas, imágenes, ritmos.
Cazador de aves retóricas:
«palomas de tibios picos»,
«cimas de nieve con sol
poniente», «gemelos lirios»,
«pararrayos de lo rosa»,
«redondas piedras de río»,
«fruto al que arrancan los pájaros
sus dulzores encendidos».

Yo era poeta. Sentía,
soñaba. Tiempo divino
de sentir y de soñar.
Y ser poeta es vestirnos
túnicas de luz, oír
la voz que nos va trazando
todos los caminos.

Soñar sin saber cantar.
Errar por el laberinto.
Pero ahora que sé cantar
ya es imposible el prodigio.
Ahora ya no sé soñar.
Cayó la antorcha al abismo.
Todo pasa en torno, y todo
halla el corazón marchito.
Todo es una imagen muerta
en el fondo de mi río.
Una brisa que conmueve
trigos que no son mis trigos.

Alba que toca el ocaso.
Ya no soy rey de mí mismo.
Caído de mi alto trono,
sin resurrección, hundido
en las cavernas que el tiempo
cavó para mi suplicio.


RÉQUIEM




ALUCINACIÓN EN SALAMANCA

¿En dónde estás, por dónde
te hallaré, sombra, sombra,
sombra?...

                Pisé las piedras,
las modelé con sol
y con tristeza. Supe
que había allí un secreto
de paz, un corazón
latiendo para mí.

Y qué serías, sombra,
sombra, sombra; qué nombre,
y qué forma, y qué vida
serías, sombra. Y cómo
podías no ser vida,
no tener forma y nombre

Sombra: bajo las piedras,
bajo tanta mudez
—dureza y levedad,
oro y hierba—, qué, quién
me solicita, qué
me dice, de qué modo
entenderlo... (no encuentro
las llaves). Sombra, sombra,
sombra... Cómo entenderlo
y nacerlo...

                 De pronto,
deslumbradoramente,
el agua cristaliza
en diamante... Una súbita
revelación...

                  Azul:
en el azul estaba,
en la hoguera celeste,
en la pulpa del día,
la clave Ahora recuerdo:
he vuelto a Italia. Azul,
azul, azul era ésa
la palabra (no sombra,
sombra, sombra) Recuerdo

ya —con qué claridad—
lo que he soñado siempre
sin sospecharlo. He vuelto
a Italia, a la aventura
de la serenidad,
del equilibrio, de
la belleza, la gracia,
la medida...

                  Por estas
plazas que el sol desnuda
cada mañana, el alma
ha navegado, limpia
y ardiente. Pero dime,
azul (¿o hablo a la sombra?),
qué dimensión le prestas
a esta hora mía; quién
arrebató las alas
a la vida. Y quién fue
que yo no sé. Y quién fui
el que ha vivido instantes
que yo recuerdo ahora.
Qué, alma mía, en qué cuerpo,
que no era mío, anduvo
por aquí, devanando
amor, entre oleadas
de piedra, entre oleadas
encendidas (las olas
rompían y embestían
contra las torres peñas)...

Entre oleadas... Olas...
Gris... Olas... Sombra...He vuelto
a olvidar la palabra
reveladora. Playas...
Olas... Sombra... Hubo algo
que era armonía, un sitio
donde estoy... (sombra, sombra,
sombra), donde no estoy.
No: la palabra no era sombra.

El fulgor del cielo,
la piedra rosa, han vuelto
a su mudez. Están
ante mí. Los contemplo,
y, sin embargo, ya
no están. El equilibrio,
la armonía, la gracia
no están. Ay, sombra, sombra
(y tanta claridad).

Quién disipó el lugar
(o el tiempo) que me daba
su sangre, el que escondía
el lugar (o era el tiempo)
no vivido. Y por qué
recuerdo lo que ha sido
vivido por mi cuerpo
y mi alma. Qué hace
aquí, por mi memoria,
este avión roto, un viejo
Junker, bajo la luna
de diciembre. La niebla,
la escarcha, aquel camino
hasta el silencio, aquella
mar que estaba anunciando
este mismo momento
que no es tampoco mío.

Quién sabe qué decían
las olas de esta piedra.
Quién sabe lo que hubiera
—antes— dicho esta piedra
si yo hubiese acertado
la palabra precisa
que pudo descuajarla
del futuro. Cuál era
—ayer— esa palabra
nunca dicha. Cuál es
esa palabra de hoy,
que ha sido pronunciada,
que ha ardido al pronunciarla,
y que ha sido perdida
definitivamente.





YEPES COCKTAIL

Juan de la Cruz, dime si merecía
la pena descolgarte, por la noche,
de tu prisión al Tajo, ser herido
por las palabras y las disciplinas,
soportar corazones, bocas, ojos
rigurosos, beber la soledad...


—¿Otro whisky?
                               La pelirroja
—caderas anchas, ojos verdes—
ofrece ginebra a un amigo.
Hombros y pechos le palpitan
en el reír. ¡Oh llama de amor viva,
que dulcemente hieres!...


Junto al embajador de China,
detrás de la cantante sueca,
el agregado militar
de Estados Unidos de América,
Juan de la Cruz bebe un licor
de luz de miel...

                       (Dime si merecía
la pena, Juan de Yepes, vadear
noches, llagas, olvidos, hielos, hierros,
adentrar en la nada el cuerpo, hacer
que de él nacieran las palabras vivas,
en silencio y tristeza, Juan de Yepes...
Amor, llama, palabras- poesía,
tiempo abolido... Di si merecía
la pena para esto...)


                              El aplaudido
autor con el puro del éxito,
la amiguita del productor
velando su pudor de nylon,
las mejillas que se aproximan
femeninamente: «Mi rouge
mancha, preciosa...» (Mancha amor
cuando en las bocas no hay amor).

(Juan de la Cruz, dime si merecía
la pena padecer con fuego y sombra,
beber los zumos de la pesadumbre,
batir la carne contra el yunque, Juan
de Yepes, para esto... Vagabundo
por el amor, y huérfano de amor...)

PUENTES




Beso entre dos orillas

metáfora satisfecha del abrazo

sueño que se tiende

                              y cumple su objetivo

en el encuentro 

                        hallazgo

insinuación de aventura

cotidiana excepción.

                              

                              Atrévete a cruzarlos.



Algunas fotografías más.

viernes, 28 de enero de 2022

AMARANTUS, MARIANA CASTILLO DEBALL


 En mi última visita a Artium quedé gratamente impresionado con el trabajo de la artista mexicana Mariana Castillo Deball. La exposición Amarantus me pareció tremendamente original y muy atractiva desde el punto de vista visual y organizativo. Más allá del significado y de la reflexión que la artista propone a través de los objetos que nos presenta (el folleto de la exposición es claro y preciso, cogedlo), todo resulta sorprendente y seductor. 





Hasta el 13 de marzo de 2022.

jueves, 27 de enero de 2022

EL ARTE EN EL CÓMIC


He aquí una reducidísima muestra de la inagotable presencia del arte en el comic y su fecunda simiente.











HASTA EL 29 DE ENERO

CERRADO DOMINGOS Y FESTIVOS

miércoles, 26 de enero de 2022

DESCENDER HACIA LA LUZ en la Casa del Libro


 Jueves, 27, 19:00 horas

Casa del Libro

Presentación y recital



MELÉNDEZ VALDÉS y yo


No es que tenga un interés especial en Meléndez Valdés (1754-1817), es que me sale al paso y tanta casualidad bien merece que le dedique este recuerdo. 

En realidad, el primer encuentro sucedió cuando volvía por una callejuela hacia el apartamento en que me encontraba alojado en Montpellier, una tarde calurosa de verano de 2018. Una pequeña placa lo decía: Aquí murió, en el número 11 de la Rue des Soldats. Fotografié la placa y la fachada de la casa. Y guardadas en una carpeta se quedaron ambas fotografías.



Más adelante, en mi visita navideña a Salamanca, el último día, y mientras callejeaba para no llegar demasiado temprano a la estación de trenes, como quien no quiere la cosa, volví a tropezar con otra placa que tenía por protagonista al mismo Meléndez Valdés. 

En Salamanca fue donde estudió Derecho. En Salamanca, años más tarde, ejerció como catedrático. Después fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua... hasta 1812. ¿Por qué hasta esa fecha?

Como otros muchos intelectuales de la época, Valdés era un ilustrado y defendía los principios de la Revolución Francesa. Y ahora cito mi Historia de la literatura de 6º que, por añoranza, todavía conservo: Fue partidario del rey intruso, José Bonaparte, el cual le nombró presidente de Instrucción Pública. Expulsados de España los ejércitos franceses, Meléndez Valdés se vio obligado a seguirlos (p 203). Y murió exiliado en Montpellier.

Pero me quedaba descifrar el texto de la placa salmantina. Como no lo encontré por ningún sitio, amplié cuanto pude la imagen y me puse a ello. Muchos intentos después conseguí completarlo, lo que me ha dado una gran alegría, porque ya estaba a punto de darme por vencido. Aquí lo tenéis:

Vivió en esta casa propia* de la señora Ramona de Solís que a excitación* de la comisión provincial de monumentos la dedica esta memoria. Año 1873.

*propiedad
*a propuesta, por sugerencia.

martes, 25 de enero de 2022

VÍDEOS DE LOS PREMIOS CIUDAD DE IRUN 2021

En el primero, la entrevista completa (25 minutos) a Antonio Colinas, homenajeado en los Premios Ciudad de Irún 2021.

 

En el segundo, la entrega de premios.

BRUEGHEL, Juegos de niños

Fuente: https://www.thinglink.com/

 Pieter Brueghel el Viejo fue un auténtico innovador en el panorama de la pintura flamenca en el siglo XVI y quien impulsó la representación de las escenas cotidianas de la vida campesina. Son famosísimas obras como Cazadores en la nieve, La caída de Ícaro, Los siete pecados capitales, La boda campesina, El triunfo de la muerte, La torre de Babel o esta que aparece aquí, Juegos de niños.

Una característica propia del estilo de Brueghel que a nadie se le escapa es el gran detallismo con que recoge lo que acontece, la gran profusión de detalles. Entre otras cosas, esta particularidad es la que motivó el uso de esas obras para la realización de rompecabezas que, en otro tiempo, llenaban las tiendas de los museos. 

Lo que me ha llamado la atención de este trabajo es que alguien se ha entretenido un buen rato identificando cada una de las actividades en las que la infancia de la la época estaba entretenida. Si os fijáis, veréis que buena parte de los juegos que ahí aparecen continúan practicándose. Algunos difícilmente podríamos calificarlos como juegos, pero esa es otra cuestión.

Para que la imagen se os active debéis ir a este enlace. Allí podréis descubrir todos y cada uno de los entretenimientos que practica esa legión de criaturas que ha tomado literalmente la calle.

lunes, 24 de enero de 2022

LA CASA DEL LIBRO RECOMIENDA

Editorial
 

LA VOZ DE LAS ESPADAS



Joe Abercrombie es conocido como el rey del Grimdark, palabra que hace referencia a la fantasía más oscura y realista. Autor de muchos títulos, todos ellos se articulan en torno a la trilogía La primera ley. Y precisamente venía a recomendaros el primero de estos tres volúmenes, La voz de las espadas, editado ahora por Runas (editorial Alianza) en su edición ilustrada (de la mano de Alejandro Colucci). La traducción corre a cargo de Borja García Bercero.

De forma magistral Joe Abercrombie usa sus herramientas como psicólogo para presentar personajes que podríamos encasillar fácilmente en los roles de la fantasía clásica y romper todos los esquemas. El inquisidor sádico es el de las reflexiones más coherentes, el paladín heroico resulta ser un fraude, etc. A la historia no le falta detalle, tanto por su narrativa trepidante como por sus golpes de humor, de amor, de magia (una poca), de guerra y de intriga. Para cuando quiere uno darse cuenta, se le están acabando las 668 páginas y necesita tener en sus manos su continuación.

Joe Abercrombie resulta ser más adictivo que comer pipas.

Sandra R

Casa del Libro 


domingo, 23 de enero de 2022

ANTONI LOTTI, Crucifixus

 


Dirige: Simon Rattle.

Antonio Lotti (1667-1740) no es precisamente uno de esos autores conocidos por el gran público; sin embargo, tiene piezas que brillan por sí mismas y que si hubieran sido firmadas por otros contemporáneos suyos, seguro que nos sonarían más. 

Esta magnífica polifonía es absolutamente conmovedora. Si la música produce de inmediato en quien escucha emociones, este Crucifixus es un buen ejemplo. Las disonancias que introduce nos mantienen en mágica espera hasta su resolución. Como dice Pedro Furtado en un comentario al vídeo, essas dissonâncias são tudo!

Abandonaos durante los poco más de tres minutos que dura a la plácida y exclusiva tarea de no hacer otra cosa que escuchar.

sábado, 22 de enero de 2022

TRIKITILARIS, Hernández-Mendizabal


TrikitilarisPlaza los Etxeberri.


En este inmenso muestrario de arte escultórico que son las plazas y las calles de las ciudades y al que tan poco caso se suele hacer —¿alguien ha visto alguna vez mirar, no ya con atención o curiosidad, sino simplemente mirar alguna de las esculturas que adornan espacios públicos en alguna ciudad del mundo?—, hoy traigo esta del donostiarra Tomás Hernández-Mendizabal (1940-2021), que falleció hace poco más de un mes

A mí esta pareja de trikitilaris me gusta mucho por el colorido, las formas y el lugar en que se halla. Me explico. La obra está realizada en metal, pero la forma de aplicar los colores que el artista ha utilizado se parece mucho al resultado que se produce cuando se mezcla la plastilina —quienes tienen menos de diez años saben muy bien cómo son esas mezclas—. Si al aspecto colorista añadimos las formas esbeltas y muy simplificadas con que se representan los dos personajes, el resultado tiene todo el aspecto de las figuras que hace las tiernas criaturas en los centros escolares de todo el mundo. Esta característica cromática le da a la obra una gran vitalidad y una expresión muy rica. Y, además, para redondear la tarea, la escultura se encuentra en una plaza frente a un parque infantil, donde todos los días juegan los críos como si estuvieran animados por los sones del pandero y el acordeón.

Y para quien no sepa qué tipo de música es esta, nada mejor que un ejemplo:

viernes, 21 de enero de 2022

GÓNGORA

Tendemos a pensar que el estado de cosas que vivimos es la que ha existido siempre. Pensamos que la nómina de un manual de literatura española en el que hemos estudiado ha sido la relación de nombres que siempre ha estado presente. Nada más alejado de la verdad. Recojo aquí las palabras de Dámaso Alonso sobre el caso Góngora:

La restauración de Góngora comenzó allá en Francia (a cada cual lo suyo). Fue necesario que al Parnaso le pusiera una deliciosa, matizada sordina el simbolismo, para que, dentro de este último, un gran poeta, Paul Verlaine, que no sabía español, volviera los ojos a Góngora. Culto tan genialmente intuitivo como burdamente "snob", que Rubén Darío aprendió en los cenáculos de París y trajo a España.

¿Por qué ese súbito interés por Góngora? Es que Góngora era el poeta maldito, el artista raro, incomprensible, el escritor execrado en las historias de la literatura. Lo que se buscaba entonces en él era lo "precioso", lo "vago", lo "sugerente", lo "nebuloso". Y ahí quedaron las cosas, con unas cuantas resonancias (D. Alonso, Poesía española, Gredos, 1993).

Después llegaron una legión de estudios realmente serios e intentaron poner a Góngora en su sitio. Fue la llamada generación del 27, es especial el autor de quien he citado las palabras, quienes se encargaron de enseñarnos a leer y a disfrutar del poeta cordobés. Y luego vinieron más trabajos, más lecturas y más ediciones esclarecedoras con las que solemos comenzar la lectura del Góngora más técnico, más difícil y también más perfecto y extraordinario, el de la Fábula de Polifemo y Galatea y el de las Soledades.

En la actualidad, contamos con una legión de buenas ediciones que nos permiten su lectura sin ningún problema, excepto la pereza que nos dé comenzar a disfrutar de la maravilla que es la lengua poética de don Luis, seguramente nunca igualada en la historia de la creación lingüística en idioma castellano. Un solo ejemplo tal vez sea suficiente para convencernos de la enorme capacidad de creación de imágenes que tenía. 

En 1609, ya poseedor de todos sus recursos, escribe, desencantado y triste por los asuntos de palacio y de la justicia, una epístola moral sin Fabio (G. Diego), recreación de las epístolas morales y el beatus ille horaciano en la que, entre otras muchas perlas, leemos esta para referirse al ruiseñor: 

prodigio dulce que corona el viento,
en unas mismas plumas escondido
el músico, la música, el instrumento.

No cabe más belleza ni más inteligencia. Genialidad pura.

***

Y para quienes prefieran leer directamente, sin mediación de ningún tipo, en edición sin lujo, pero bien cuidada, siempre está la colección de la Biblioteca Castro, por supuesto: 

jueves, 20 de enero de 2022

SAN SEBASTIÁN

También este año han sido suspendidas la izada y la arriada de la bandera; por tanto, no va a ser posible disfrutar de la escena que recoge el vídeo de 2020. Sí saldrán las tamborradas infantiles y las compañías recorrerán otras calles según las zonas que les han sido asignadas, por eso de no crear grandes aglomeraciones. 

Sí habrá banderas en los balcones, mensajes de ánimo y la iluminación del Kursaal, que desde hace un par de días nos recuerda en qué fechas estamos.


No voy a entrar aquí en el origen de la celebración, que es un tema harto complicado e imposible de resumir en un par de párrafos, en el que se mezclan religión, epidemias, costumbres urbanas, desfiles militares y hasta la afición a los toros y toques carnavalescos. Pocas fiestas habrá donde se mezclen tan heterogéneos elementos y hayan evolucionado tanto con el paso del tiempo.

Sí quiero destacar la pericia, la paciencia y la dedicación que hay que poseer en muy altas dosis para recoger fotografía a fotografía, recortar perfiles, elaborar escenarios y montar semejante teatrillo para la clientela que acude a comprar la prensa, o simplemente para quien pasa por ahí en un momento dado. Es digno de alabanza el esfuerzo que la propietaria del quiosco de prensa de la calle Duque de Mandas pone en estas recreaciones, que, a buen seguro, logra sacar una sonrisa de complicidad y agradecimiento a su clientela.


Y eso, que siempre sean tambores de igualdad.




miércoles, 19 de enero de 2022

CÉSAR VALLEJO en la Casa del Libro

Encontrar la poesía de Vallejo en las librería es bastante sencillo, pues muchas son las ediciones que hay de su poesía tanto completa como por títulos o por antologías. Posiblemente la última sea la que ha publicado Akal (2019), que se basa en la edición que ya preparó Antonio Merino en 1996 par la misma editorial. La bibliografía sobre su obra, como corresponde a un clásico del XX, es también muy abundante. 

Eso, claro, si optamos por el papel. Si lo que deseamos es leer su obra en pantalla, también podemos hacerlo. En este enlace se encuentra su poesía completa. Sin llegar a tanto, Wikisource recoge 88 poemas en esta página; es decir, que están todos los más conocidos y otros muchos más. En el portal poesi.as hay, igualmente, una enorme antología.

Sin entrar en matices, podría decirse que la poesía de César Vallejo es profundamente expresionista y existencialista en Los heraldos negros (1918), se hace vanguardista con Trilce (1922), recorre la humanidad más próxima y solidaria desde un lenguaje coloquial en Poemas humanos (1938) y canta la tragedia española en España, aparta de mi este cáliz (1939). 



ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ

Niños del mundo,
si cae España —digo, es un decir—
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae —digo, es un decir— si cae
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
en su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera, aquella de la trenza;
la calavera, aquella de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menos de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae —digo, es un decir—,
salid, niños del mundo; id a buscarla!...

 

Así mismo, existen charlas, ponencias, lecturas... en internet. De entre todos los vídeos he seleccionado estos de la serie Sucedió en el Perú:



martes, 18 de enero de 2022

PRINCIPIOS Y CONTINUACIONES, Marisa Martínez Pérsico

Ejemplar del KM
Que Joan Margarit (1938-1921) prologara un poemario era un lujo y motivo suficiente para leerlo. En ese prólogo nos habla de la extraordinaria delicadeza, de que ningún poema es previsible y de la profundidad de la poesía de Martínez Pérsico. Después de leer Principios y continuaciones, yo añadiría otro rasgo tan notable como los anteriores: es un libro lleno de hallazgos poéticos. Unos poquitos ejemplos:


eres huella de un amor inconcluso

que ha extraviado su espina.



Nombrar, también, es despedirse.



Estoy tomando un café frente a la noche

y ya tengo abstinencia de tu tiempo.



Contra el plomo y las flores

continúa escribiendo.



Pero el azar es súbdito del tiempo.

Sus avisos nunca son abstractos.


Hay muchísimos más. 

Bellísimo poemario. Conmovedor. En ocasiones, terrible como la realidad misma. 


DUELO DE PERITOS


                                                        No hay nada que un hombre no le haría a otro

                                                          CAROLYNE  FORCHÉ



La mató la fractura de una piedra en la boca.

Más tarde fue violada viva en una fiesta.

"Murió de sobredosis"

dijeron los peritos, finalmente.

En la puna los astros aullaban por la niña

como perlas rasgadas.



El soldado habría muerto

después

de tropezarse:

¿Qué insensato le habló de libertad?

Le bordaron a golpes las costillas.

Para algunos fue "un mártir necesario".



La modelo resbaló de la azotea

en la finca alquilada por el novio.

"Su amor era tan puro", contaban los vecinos.

"Al caer al vacío estaba muerta", dijeron en la morgue.



Se suicidó el fiscal. Pero más tarde

se habló

de un asesino.

La autopsia mostró que le pegaron.

Y un cuchillo de orquídeas oxidadas.

Y el disparo en la sien.



Los filósofos acusan a los dioses:

¿cómo permite, un demiurgo, tanto sufrimiento?

"Si quiso eliminar el mal pero no pudo, es impotente"

"Si no quiso, es malvado"

"Si no pudo y no quiso, es malo y débil"

Descartes habló de un genio sucio que busca confundirnos.

Otros crearon historias con deidades que pactan con el fuego.



La modelo, el soldado, el fiscal y la niña

han mirado la cara de los lobos

y no ajustan sus cuentas con fantasmas.



Desde arriba,

Dios observa la masacre de sus títeres

con los hilos cortados.


 Como escribía Margarit en el prólogo, Marisa Martínez Pérsico es una poeta a cuya presencia deberemos, por fortuna nuestra, empezar a acostumbrarnos.
 


Si queréis verla y oírla hablando de su libro, la librería Alberti ha colgado el vídeo de la presentación.