Este es un paseo visual por la parte más elevada de los edificios, por donde quieren empezar a tocar el cielo. Es cierto que la inmensa mayoría de los edificios de una ciudad acaban en un tejado a dos, tres o cuatro aguas; pero también es cierto que hay otros rematados con formas más originales. En ocasiones, incluso, pretenciosas.
Comencé hace tiempo a realizar un álbum con esos remates singulares. En general, el centro de las ciudades es el que acumula mayor número de formas diversas, algunas de ellas de gran riqueza arquitectónica y con una intención estética muy marcada. Aquí dejo algunas fotografías con la indicación del edificio al que pertenecen. Si queréis ver más, he colocado un buen puñado en esta carpeta (aunque esas tendréis que averiguar por vuestra cuenta dónde se hallan). Mirar de vez en cuando hacia arriba nos puede llevar a descubrir elementos arquitectónicos u ornamentales en los que no habíamos reparado nunca y que tienen por sí mismos un valor estético apreciable. O, simplemente, algo distinto a lo de todos los días. Este lagarto y este mono no son remates de edificios, pero también es necesario levantar la cabeza para poder verlos.
Buenos días: Habiendo mirado el aperitivo, que has puesto. De tan bonitos tejadillos y tejados.
ResponderEliminarAhora veremos todo el menú completo y lo disfrutaremos. Que tengáis buen día.
Buenos días: Habiendo mirado el aperitivo, que has puesto. De tan bonitos tejadillos y tejados.
ResponderEliminarAhora veremos todo el menú completo y lo disfrutaremos. Que tengáis buen día.
Muchas gracias, Maribel. Espero que el menú completo os guste tanto como el aperitivo.
EliminarUn abrazo.