LA ESTIVACIÓN DE LOS CARACOLES

Que esta entrada sirva para agradecer el amable trato y toda la información recibida por parte de la responsable del Centro de Información de la Laguna de Pitillas y el guardabosques de la zona.

Todavía con los versos de León Felipe resonando en la memoria, me acerqué al día siguiente hasta la Laguna de Pitillas. Antes de subir al observatorio, di un pequeño paseo por la orilla disfrutando de la vida que bulle sobre en el agua y en los bordes de la misma. Me llamaron especialmente la atención la gran cantidad de cantos distintos de pájaros, las variadas mariposas y los miles y miles de caracoles arracimados en  columnas, cubriendo todos los tallos de las plantas más resistentes. Ya los había visto en otras ocasiones, pero no en la misma cantidad. Además, tuve la oportunidad de preguntar el motivo de tal comportamiento. 

En el observatorio de aves y centro de información se encontraban la responsable del centro y el guardabosques de la zona y ellos fueron quienes me ofrecieron todo tipo de información sobre la avifauna de la laguna y me explicaron que los caracoles se encontraban en proceso de estivación, que no es que estuvieran en el puerto cargando y descargando barcos —eso es con b—, sino que se hallaban aguantando los calores del verano. Es su manera.

De hecho, no tenía ni idea de cuánto podían durar así, si unos días o unas semanas. Pues bien, como la palabra indica, pasan todo el verano, es decir, todo el tiempo que duren las temperaturas altas y el ambiente seco. Entran en un período de aletargamiento y reducen las constantes vitales hasta que el suelo recupera una temperatura y una humedad que les posibilita moverse por él. Igual que osos o marmotas entran en hibernación, estos caracoles permanecen en estivación, echan la puerta —producen una sustancia mucoso-calcárea que seca rápidamente y sella la entrada— para no perder humedad y esperan a que lleguen mejores tiempos para deambular por la tierra.

Aquí tenéis algunas fotos más: