El paseo ya tenía su regalo. Sin embargo, la naturaleza, siempre tan generosa, estaba dispuesta a serlo especialmente, que por algo estamos todavía en primavera. Así, un poco más adelante me salió al paso no sé si un árbol o un arbusto con unas llamativas flores.
Feliz y contento con semejante obsequio, cuando llegué a casa busqué de qué especie se trataba. La sorpresa fue grande. Se trata de un acca sellowiana, o sea, de un guayabo del Brasil, que, por supuesto, en otoño ofrece sus guayabas y que, como fácilmente imaginaréis, no es de aquí. Ya, ya sé que hay muchas especies en todas partes que no son propias del lugar. Pero, generalmente, esos árboles suelen estar en parques y han sido traídos para ofrecer intencionadamente especies exóticas que puedan resultar curiosas y llamativas. Este guayabo no está en ningún parque, ni jardín botánico. Se encuentra entre una autopista y un aparcamiento a aire libre. Podéis verlo en la imagen de google maps aquí enlazada. Si no me equivoco, es el primero de la derecha (el más pequeño) de los árboles deshojados que se ven ahí.
Me parece todo un misterio su presencia en tan peculiar y poco agraciado sitio. Sea como fuere, y lo haya traído quien sea, no cabe ninguna duda de que se ha adaptado bien y de que las flores son una auténtica preciosidad.
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