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domingo, 4 de abril de 2021

BACH, SIEMPRE BACH

 Y de Montaigne a Bach

Cuando estudiaba el bachillerato superior, yo ya había abandonado las creencias religiosas; sin embargo, no me importaba nada que llegara la Semana Santa y las emisoras se pusieran de luto bajo el franquismo, recogieran bártulos y solo emitieran música clásica. Aquellos cuatro días yo me transformaba en el más asiduo oyente de radio. Disfrutaba escuchando. Y lo que más se programaba, podéis suponerlo, era Bach. El inmenso Bach.

La pasión según San Mateo es una de las obras cumbre de la música. Y por increíble que parezca estuvimos a punto de perderla. Menos mal que un siglo después de que Bach la compusiera, llegó un jovencísimo Mendelssohn y la rescató del olvido. De hecho, durante aquella época se tenía en mayor aprecio a los hijos compositores que al padre de la saga Bach.

Todo el oratorio, con sus casi tres horas de duración, es una maravilla. Y da igual la fe que se profese o la que no se tenga, todo él es tan sublime que no es necesario participar de ninguna creencia para emocionarse ante su inmensa belleza.  

Os dejo el coro inicial Kommt, ihr Töchter (Venid, hijas) y el aria Erbarme dich, mein Gott (Ten piedad, mi Dios).




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