Pues estos dos, Carriazo y Avendaño, son los protagonistas masculinos de este enredo bienintencionado y de final feliz de una de las novelas ejemplares más populares del genial Cervantes. El argumento es sencillo: el bueno de Avendaño se enamora de una mujer que está trabajando en un mesón de Toledo. Y ni corto ni perezoso, no encuentra mejor remedio para atraer a la sirvienta que ponerse él mismo a servir en el mesón.
Ni que decir tiene que lo mejor de la historia no se encuentra en el argumento, un tanto simplón, aunque atractivo en estos tiempos de desastres y asperezas. Lo mejor se halla en cómo nos transmite Cervantes la vida del mesón y de la ciudad y, especialmente, en la bellísima descripción de la pesca de atún en almadrabas. En cualquier caso, no creo que a nadie le moleste un poco de romanticismo bien llevado y mejor escrito; menos aún en una tarde de invierno, al calor de una mantita sobre las piernas.
Y para no perder el tiempo
Entren, pues, todas las ninfas
y los ninfos que han de entrar,
que el baile de la chacona
es más ancho que la mar.
Por si os sirve para motivaros a leer la historia, aquí tenéis la versión de Álvaro Lion-Depetre para la televisión de comienzos de los 70.
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