BTHVN 2020 |
Retomo mi particular celebración beethoveniana con una de las sonatas para piano que más me gustan y que últimamente he estado escuchando en numerosas ocasiones.
De las más de treinta sonatas que escribió, la número 14, la conocida como Moonlight Sonata —Claro de luna—, es una sonata que dedicó a su alumna Giulietta Guicciardi. Los genios también necesitan comer. La escribió cuando tenía poco más de treinta años (1801) y se hizo popular inmediatamente.
Una de las características de esta sonata es la que marcó el autor cuando dejó la siguiente anotación: Si deve suonare tutto questo pezzo delicatissimamente e senza sordino —debe tocarse con la mayor delicadeza y sin amortiguadores—.
Hay muchas y variadas interpretaciones, y cada cuál tendrá sus preferencias. La del genial Claudio Arrau (1903-1991) me parece una brillante interpretación:
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