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domingo, 27 de septiembre de 2020

AVENTURA, CLAUDIO RODRÍGUEZ


La poesía, entre otras cosas, me ha traído muchos buenos momentos y regalos. Regalos como este, una edición facsímil de Aventura, el último poemario de Claudio Rodríguez, a cargo de Luis García Jambrina, seguramente el mayor especialista en su obra. Fue hace quince años. Exactamente por el recital Cervantes y sus amigos se van copas, cuyos textos podéis leer en este mismo blog.


Es una edición realizada con los once poemas que el autor tenía recogidos en una carpeta bajo ese título. No formaban una colección terminada y definitiva para la imprenta, pero ahí reside precisamente su interés. Gracias a esta publicación podemos ver cómo trabajaba el poeta, desde el manuscrito inicial, con todas sus tachaduras y correcciones, hasta el mecanografiado del poema, que nos acerca un poco más a la versión definitiva. No podemos saber cuál hubiera sido el resultado final, aunque sí podemos intuirlo. 


Hay quienes desde el primer momento de la creación logran el resultado deseado. No es el caso. Claudio Rodríguez volvía una y otra vez al poema. Cambiaba palabras, versos y hasta estrofas enteras. Es una forma de trabajar que solamente gracias a publicaciones como esta podemos apreciar. Una aventura que hay que agradecer a la generosidad de Clara Miranda, su viuda, al autorizar su publicación. Tan solo lamento haber tardado quince años en dar noticia de este regalo.

No hay nada claro porque es infinito (verso 19).

Mientras releía sus páginas, no podía evitar sentirme a medio camino entre admirador deslumbrado e indiscreto fisgón ocasional.

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