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sábado, 18 de julio de 2020

ALGUNAS RAZONES POR LAS QUE LEER LA BIBLIA

Tal vez la primera y principal razón para leerla sea que la Biblia ha sido el libro de mayor presencia e influencia en nuestra vida social y cultural. Parece, pues, razonable y aconsejable su lectura. El agnóstico y recientemente fallecido Steiner lo decía mejor que yo en Un prefacio a la Biblia hebreaTodos nuestros demás libros, por diferentes que sean en materia o método, guardan relación, aunque sea indirectamente, con este libro de los libros. Guarda relación con los hechos de un discurso articulado, de un texto dirigido al lector, con la confianza en unos medios léxicos, gramaticales y semánticos, que la Biblia origina y despliega en un nivel y con una prodigalidad no superada desde entonces. Todos los demás libros, ya sean historias, narraciones imaginarias, códigos legales, tratados morales, poemas líricos, diálogos dramáticos, meditaciones teológico-filosóficas, son como chispas, muchas veces desde luego lejanas, que un soplo incesante levanta de su fuego central.

Aunque esas líneas son razón suficiente para justificar su lectura, quiero añadir algunas otras para justificar mi trabajo o para convencer tal vez a algún amigo de que se puede ser ateo y, sin embargo, encontrar muchas razones para acercarse a este texto. Algunas de las que voy a utilizar serán internas y otras, por el contrario, externas. Ninguna, como se verá, tiene nada que ver con la religión, ni con la teología, ni con las doctrinas cristiana, judía o musulmana, aunque estas deberían ser las primeras e inexcusables razones para su lectura, como fácilmente puede entenderse.

Entre los motivos intrínsecos por los que opino que es una buena idea leerla están estas cinco: Génesis, Libro de los Salmos, Libro de Job, Cantar de los Cantares y Epístolas de San Pablo. El Génesis porque es uno de los más bellos relatos mitológicos sobre la creación del mundo y en él se entrelazan buena parte de las tradiciones cosmogónicas de los pueblos que poblaron el Creciente Fértil. El Libro de los Salmos porque todavía permanece vivo a través de la música folclórica, de las cantatas de la música clásica, así como del soul y del góspel, y, además, hoy seguimos utilizando muchas de sus fórmulas para buscar consuelo. El Libro de Job porque desde el punto de vistas literario es el mejor compuesto de cuantos conforman la Biblia. todo un prodigio. El Cantar de los Cantares porque es de una absoluta sensualidad, uno de los cantos de amor más hermoso que se ha escrito y origen de toda la literatura mística. Las Epístolas de San Pablo porque con ellas surge un género literario nuevo y fundan una interpretación de consecuencias colosales en el pensamiento medieval. Hay muchísimas más razones, pero no quiero cansar.

En cuanto a las extrínsecas, la fundamental es la que he enunciado en la primera línea: ¿cómo desconocer un libro cuya influencia es tal que abarca todas las actividades de nuestra tradición? La Biblia está presente en cualquiera de los ámbitos de la creación artística —para percibirlo solo es necesario darse una vuelta por los grandes museos—. Con su traducción y publicación —Gutenberg, 1454— impulsó las lenguas nacionales y sirvió incluso de norma lingüística. El teatro clásico español y  el francés serían muy diferentes sin su lectura. La gran literatura occidental difícilmente podría entenderse sin su influencia: Dante, Milton, Calderón, Goethe, Byron, Gide, Unamuno, Steinbeck, Mann... deben buena parte de su obra a la lectura de sus páginas. Hasta la misma poesía versicular debe su existencia y su nombre a las formas litúrgicas, bíblicas. Gregorio del Olmo Lete, especialista en lenguas hebreas, ofrece cientos de razones en su monumental La Biblia en la literatura española (2008) y en Lectura intertextual de la Biblia hebrea (2018). 

Hay muchísimas otras razones para acercarse a este libro que ha sido traducido a casi dos mil idiomas y que se suele o se solía encontrar en todas las habitaciones de los hoteles de los países protestantes. No es la de menor atractivo el hecho de que el Concilio de Trento (1545-1563) prohibiera su traducción para que la población de los países católicos no pudiera leerla y, por tanto, interpretarla directamente. En cualquier caso, como nos recordó Pennac, el primer derecho del lector es leer o dejar de leer lo que quiera y cuando quiera.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo. La Biblia es un libro que todo el mundo cree conocer y poca gente lo ha leído. Yo empecé hace muchos años y aún no lo he terminado, no hay prisa.
    SAludos.

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Manuela!
      Gracias por dejar aquí tu comentario.
      Saludos.

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