|
No es mi intención analizarlo, entre otras cosas porque Victor I. Stoichita lo hizo estupendamente en aquel magnífico Breve historia de la sombra, hoy agotado, y que encarecidamente recomiendo su lectura.
Del mito me atrae especialmente la idea de mantener el recuerdo, ese impulso por recoger de alguna manera la imagen del ser amado, de aliviar la ausencia con la silueta trazada sobre un muro.
La misma idea nos la repite Plinio un poco más adelante (XXXV, 43) cuando quiere contarnos el origen de la escultura: La primera obra de este tipo la hizo en arcilla el alfarero Butades de Sición, en Corintio, sobre una idea de su hija, enamorada de un joven que iba a dejar la ciudad: la muchacha fijo con líneas los contornos del perfil de su amante sobre la pared a la luz de una vela. Su padre aplicó después arcilla sobre el dibujo , al que dotó de relieve, e hizo endurecer al fuego esta arcilla con otras piezas de alfarería.
El mito es suficientemente atractivo como para que lo hayan recogido en infinidad de ocasiones artista de todas las épocas. Una de las obras más reproducidas y, por tanto, más conocidas, es la interpretación que de él hizo Eduard W. Daege:
La invención de la pintura. Daege. Fuente: Wikipedia. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.