Editorial |
RÍOS DE GUERRA
Iban los viejos a las fuentes
y las mujeres con cubos a lo largo del río
mientras el aire silbaba de proyectiles y esquirlas,
la banda musical de los asedios, junto a las sirenas.
Danubio, Sava, Drina, Neretva, Miljacka, Bosna
son los últimos ríos añadidos a las guerras del siglo veinte,
los ejércitos mordían sus orillas, derribaban sus puentes,
luces de ciudad, Chaplin, las luces de aquellas ciudades
estaban todas apagadas.
Alrededor, Europa prosperaba ilesa.
Otras madres arrodilladas acudían a las orillas,
después de que el Volga detuviera en Stalingrado al sexto ejército de Von Paulus
y lo hiciera retroceder y lo persiguiera hasta el último puente sobre el Esprea,
ahogando Berlín.
Las aguas de Europa todavía reflejan incendios.
El deshielo del Vístula iluminado por el hambre del gueto:
no fue bastante para el siglo veinte.
El agua en Europa vuelve a costar su equivalente en sangre.
y las mujeres con cubos a lo largo del río
mientras el aire silbaba de proyectiles y esquirlas,
la banda musical de los asedios, junto a las sirenas.
Danubio, Sava, Drina, Neretva, Miljacka, Bosna
son los últimos ríos añadidos a las guerras del siglo veinte,
los ejércitos mordían sus orillas, derribaban sus puentes,
luces de ciudad, Chaplin, las luces de aquellas ciudades
estaban todas apagadas.
Alrededor, Europa prosperaba ilesa.
Otras madres arrodilladas acudían a las orillas,
después de que el Volga detuviera en Stalingrado al sexto ejército de Von Paulus
y lo hiciera retroceder y lo persiguiera hasta el último puente sobre el Esprea,
ahogando Berlín.
Las aguas de Europa todavía reflejan incendios.
El deshielo del Vístula iluminado por el hambre del gueto:
no fue bastante para el siglo veinte.
El agua en Europa vuelve a costar su equivalente en sangre.
De Obra sobre el agua, 2002.
CON LA AYUDA DE HÖLDERLIN
CON LA AYUDA DE HÖLDERLIN
El mes de mayo del noventa y nueve
los belgradenses se hacían los astrónomos
y escrutaban el cielo.
El suelo explotaba, temblaban las piedras
más aún que los viejos, los perros o los niños.
Las bombas de grafito habían cortado la electricidad,
en la oscuridad la fraternidad aumentaba.
«Donde existe el peligro, crece
también aquello que puede salvarnos.»
(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)
El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo,
estaba muerto desde hacía siglo y medio,
pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos
como arma antiaérea, como salvoconducto.
En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida
junto a las plegarias de una madre.
En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro
están al descubierto.
los belgradenses se hacían los astrónomos
y escrutaban el cielo.
El suelo explotaba, temblaban las piedras
más aún que los viejos, los perros o los niños.
Las bombas de grafito habían cortado la electricidad,
en la oscuridad la fraternidad aumentaba.
«Donde existe el peligro, crece
también aquello que puede salvarnos.»
(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)
El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo,
estaba muerto desde hacía siglo y medio,
pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos
como arma antiaérea, como salvoconducto.
En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida
junto a las plegarias de una madre.
En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro
están al descubierto.
De Sólo ida. Líneas que regresan con demasiada frecuencia, 2005.
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