Efectivamente, el museo que acoge buena parte de la obra de Eduardo Chillida, el Chillida Leku, está nuevamente abierto para el público desde el día 17 de abril, después de ocho años de cierre. Un acuerdo entre la familia y la galeria suiza Hauser & Wirth lo ha hecho posible.
El lugar es ídilico y se presta estupendamente al disfrute del arte, del paseo y de la conversación. Las once hectáreas de terreno y su alternancia de campas y arbolado, el caserío Zabalaga y su bien acondicionado interior, y hasta la misma remodelada zona de servicios, todo contribuye a facilitar la expansión del ánimo.
El museo dispone de una gran retrospectiva de la obra de Chillida. Lo profundo es el aire, Loturas, Buscando la luz, De música, Arco de la libertad...; Hierros, granitos, alabastros...; sus célebres Gravitaciones; una sala dedicada al proyecto del Peine del Viento... Más adelante se quiere abrir el archivo y la biblioteca personal de Chillida.
Todo está muy bien, pero, no sé, yo hecho de menos una programación que incluya otros eventos artísticos. Me parece difícil sostener un museo de esta magnitud con la sola obra de un autor, por muy excepcional que este sea, si no se ofrece paralelamente algo más. Y ese "algo más" debería estar ya programado.
En cualquier caso,
¡larga vida al Chillida Leku!
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