Páginas

miércoles, 27 de marzo de 2019

TIEMPO DE MAGOS, de WOLFRAM EILENBERGER

Editorial
Si alguna vez habíais pensado adentraros seriamente en el pensamiento de Heidegger, pero su dificultad os había echado para atrás; si la pereza ante el lenguaje técnico, hermético y el peculiar estilo proposicional del Tractatus os ha hecho posponer su lectura; si no habíais tenido el tiempo suficiente para adentraros en la obra de Benjamin con el reposo que se merece; si no habíais considerado suficientemente interesante la obra de Cassirer..., este es vuestro libro: Tiempo de magos. La gran década de la filosofía, 1919-1929.

El libro de Wolfram Eilenberger sorprende por su estilo directo y ameno, por su capacidad expositiva y por recoger en un texto de muy alta divulgación lo esencial del pensamiento de cuatro grandes filósofos. Y siendo estas virtudes notabilísimas para el buen funcionamiento de un texto que pretende acercar lo que dijeron figuras destacadas de la creación filosófica del siglo XX al gran público, no es menos notable la singular destreza que tiene el autor para ir engarzando los avatares personales e históricos con la construcción del pensamiento de cada uno de ellos, porque seguramente ahí es donde radica esa característica que dota al texto de una claridad extraordinaria y hace que su lectura resulte adictiva.

Supongo que las personas más interesadas en su lectura pueden ser estudiantes de Filosofía que ahora estén pegándose por desentrañar el sentido de la obra de Heidegger, Wittgenstein, Benjamin o Cassirer. Puede ser. No obstante, a mí me parece que Tiempo de magos resulta imprescindible para entender qué se fraguó en aquella década situada entre dos guerras y que resultó ser la base sobre la que se asentó el pensamiento europeo que vino después. Es decir, estamos ante un texto de interés histórico, sociológico, político y... hasta poético, pues eso que conocemos como el giro lingüístico también influyó en la escritura poética y en el acontecer literario.

Tiempo de magos se abre con la deliciosa anécdota del "No se preocupen, sé que jamás lo entenderán" con la que Wittgenstein ponía fin a su peculiar examen de doctorado ante Russell y Moore —podéis leerla entera en las páginas que la editorial ha liberado— allá por 1929, y se cierra en el mismo año con el debate filosófico en torno a "¿Qué es el hombre?", entre el filósofo reconocido Cassirer y el emergente Heidegger:


Era previsible que la vieja pregunta de Kant acerca del hombre condujera, según se asumiera la respuesta de Cassirer o la de Heidegger, a dos ideales completamente opuestos de evolución cultural y política, tomar partido por una humanidad con iguales derechos formada por todos los seres que utilizan los signos [Cassirer] se oponía al coraje elitista de ser auténtico [Heidegger]; la esperanza de una domesticación civilizadora de las profundas angustias del hombre se enfrentaba a la exigencia de exponerse radicalmente a ellas; el compromiso con el pluralismo y la diversidad de las formas culturales contradecía el presentimiento de una inevitable pérdida de la individualidad en esa sobreabundancia; la continuidad moderadora se oponía a una voluntad de ruptura total y de nuevo comienzo. 

Pocos años después Benjamin se suicidaba huyendo del nazismo, Cassirer encontraba refugio en Suecia, Wittgenstein reconducía su pensamiento desde Cambridge, Heidegger era dueño y señor del pensamiento alemán con las bendiciones del Führer. La genialidad intelectual no siempre se ve acompañanada de la brillantez moral y social. 

Un libro delicioso y necesario.


2 comentarios:

  1. Estupenda la entrevista, la persona que guía la entrevista leyó el libro, muchas felicidades, muy buena la entrevista, me encantó, el libro también es excelente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te hayan gustado el libro y la entrevista.

      Un saludo.

      Eliminar

Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.