Después de pasar por Palma de Mallorca y por Oviedo, se encuentra en el donostiarra Museo de San Temo la exposición Arte y mito. Los dioses del Prado.
Como indica el folleto que ofrecen a la entrada, se articula en ocho secciones de carácter temático: Una historia que contar; Los dioses del Olimpo; Espíritus libres; Amor, deseo y pasión; Faltas y castigos; Metamorfosis divinas y humanas; Héroes; y La guerra de Troya. Técnicamente está muy bien montada, pero para disfrutarla cabalmente conviene saber leer lo que cuentan las imágenes. Pongamos un par de ejemplos:
El incendio de Troya. Francisco Collantes. Fuente: Museo del Prado. |
No creo que nadie tenga dificultades para reconocer lo que Collantes nos cuenta en esta imagen. Efectivamente, se trata del saqueo de Troya por parte de los griegos. Con el engaño del caballo de madera, consiguieron introducir unos pocos soldados dentro de la ciudad,y estos, aprovechando que los troyanos dormían, abrieron las puertas de la misma al ejército que aguardaba fuera. El final ya lo sabemos.
Alguien puede preguntarse si la arquitectura urbana representada era la que correspondía a la ciudad de Troya. Desde luego que no. Se explica porque esa era una práctica habitual de la pintura renacentista y barroca, que se utilizaba como forma de aproximar el lejano pasado al espectador. Incluso la alusión a la antigüedad —columna historiada— es una alusión errónea. Pero el detalle más interesante se encuentra en la esquina inferior derecha, y tiene que ver con los cuatro personajes que huyen de la batalla.
Quien haya leído a Virgilio reconocerá rápidamente la escena. Eneas, lo mismo que Antenor, había sido partidario de que devolvieran a Helena y así haber evitado la guerra. Agamenón ve la escena, pero ordena que nadie impida la huida. Aquí vemos cómo Eneas carga con su anciano padre Anquises, mientras su mujer, Creúsa, mira hacia atrás y el hijo de ambos camina asustado entre ellos. Eneas, hijo de Afrodita, héroe por tanto, será el protagonista de otra gran historia que terminará con la fundación de Roma.
El rapto de Europa. Erasmus Quellinus. Fuente: Museo del Prado. |
También es muy conocida la fábula del rapto de Europa. Pero no es lo mismo quedarse en el hecho escueto de la identificación de los personajes, que disfrutar con Ovidio, con Heródoto o con el más contemporáneo Graves y saber que este rapto termina en Creta, donde su antigua civilización tiene como elemento central el culto al toro, que Europa era fenicia y que entre las posibles etimologías del nombre se barajan dos: ojos grandes y ponerse el sol. Europa es el lugar por donde se pone el sol para alguien situado en las costas asiáticas del próximo oriente.
Adentrarse en la mitología es entrar en un vasto reino de historias y significados. No estoy recomendando que se acuda a la exposición con una enciclopedia de mitología bajo el brazo. Ir consultando los nombres que aparecen escritos al pie de las obras gracias a la conexión de un teléfono móvil puede resultar francamente provechoso y divertido. Realizar una visita guiada puede ser otro recurso —son gratuitas—. También está la conferencia de presentación que ofrece el comisario, Fernando Pérez Suescun. Cualquier ayuda es buena para poder leer las imágenes y disfrutar mejor del espectáculo.
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Cuando el 28 de octubre la exposición se recoja en Donosti, irá a Zaragoza, Sevilla, Cádiz y, tal vez, a Lisboa.
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