Autorretrato. Fuente: Wikipedia. |
Rubens (1577-1640) fue diplomático, políglota, intelectual, erudito y el pintor más afamado y celebrado de su tiempo. Su estilo dinámico y colorista ejerció un enorme impacto en la Europa del primer tercio del siglo XVII.
Se formó como artista en los talleres de Verhaecht, van Noort y van Veen. En Italia aprendió de la obra de Tiziano, Rafael y Leonardo. Fue pintor de la corte del archiduque Alberto de Austria y aunque su capacidad y sus deberes diplomáticos le obligaron a viajar por Italia, Francia, España y Reino Unido, pasó la mayor parte de su vida en Amberes.
Pintó paisajes, retratos, pintura histórica, escenas religiosas, mitológicas —podéis ver una nada despreciable muestra en este enlace— e infinidad de bocetos. El Museo del Prado dispone de una gran cantidad de información en forma de vídeos, textos y material gráfico.
RUBENS
La vida irrumpe generosa,
enérgica,
como si estuviera enamorada
de sí misma
y de sus formas.
Faunos, diosas y caballos,
y hasta cristos, reyes y paisajes
la celebran.
Y parece que la vida les responde
afirmativamente.
Carnalidad latente,
no hay culpa ni castigo.
Todo esfuerzo se dirige
hacia la felicidad.
Se formó como artista en los talleres de Verhaecht, van Noort y van Veen. En Italia aprendió de la obra de Tiziano, Rafael y Leonardo. Fue pintor de la corte del archiduque Alberto de Austria y aunque su capacidad y sus deberes diplomáticos le obligaron a viajar por Italia, Francia, España y Reino Unido, pasó la mayor parte de su vida en Amberes.
Pintó paisajes, retratos, pintura histórica, escenas religiosas, mitológicas —podéis ver una nada despreciable muestra en este enlace— e infinidad de bocetos. El Museo del Prado dispone de una gran cantidad de información en forma de vídeos, textos y material gráfico.
Y ya puestos, un poemita que le dediqué en El fecundo rumor de las miradas, título al que estoy añadiendo más poemas y que tengo la intención de reeditar.
La vida irrumpe generosa,
enérgica,
como si estuviera enamorada
de sí misma
y de sus formas.
Faunos, diosas y caballos,
y hasta cristos, reyes y paisajes
la celebran.
Y parece que la vida les responde
afirmativamente.
Carnalidad latente,
no hay culpa ni castigo.
Todo esfuerzo se dirige
hacia la felicidad.
Fuente y ©Museo del Prado |
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