Este era el aspecto que ofrecía anoche la terraza del ayuntamiento donostiarra. Ambiente de noche de verano por la temperatura tan agradable que hacía. Como se puede ver el apagado de luces fue más simbólico que real. Apagaron las farolas de las terrazas, es cierto, pero a muy pocos metros estaban las del parque y esas permanecieron encendidas todo el tiempo. Y para ambientar en plan rollito festivo, iluminaron la fachada de colorines. Había que atraer a la gente desde lejos y de paso hacer saber qué cosas tan estupendas se monta la ciudad.
La verdad es que en un encuentro de estos tampoco se puede hacer mucho más, porque la mucha gente que había para los pocos telescopios, impedía que aquello fluyera. Por otra parte, tampoco había una explicación simultánea a través de megafonía que fuera indicando, por ejemplo, qué constelaciones se veían, dónde estaban y alguna historia sobre ellas, ya fuera mitológica o astrofísica.
Sí es cierto que en el interior había una pequeña sala donde se había instalado un ordenador y una pantalla para explicar el cielo a través del programa Stellarium, pero no es lo mismo ver Corvus en la pantalla que en el cielo, pues nadie que no sepa cómo es y dónde esta va a poder reconocerla en el cielo nocturno por haberla visto un minuto en una pantalla. Por otra parte, la fiesta acababa a las 23, cuando realmente el cielo estaba oscuro.
Sea como sea, supongo que estos eventos sirven para ir creando nuevos aficionados a la astronomía y, quién sabe, a lo mejor futuros investigadores e investigadoras, que niñas vi tantas como niños.
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