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domingo, 15 de octubre de 2017

MI AMIGO NIETZSCHE

Lou Andreas-Salomé veía así a su amigo Nietzsche: Yo diría que Nietzsche fascinaba por ese aire secreto que hacía presentir en él una soledad no confesada —y esto producía una fuerte impresión desde el primer golpe de vista— Un observador superficial no hubiera podido encontrar en él nada notable; de talla media, vestido muy sencillamente, aunque con sumo cuidado; de expresión pacífica y con el cabello castaño peinado hacia atrás, podía pasar fácilmente desapercibido.

Fáuston da Silva, director y guionista, lo ve de manera más positiva y nos cuenta una historia de superación encarnada en un alumno de escuela que un día se pone a leer Así habló Zaratustra. La metáfora del cambio a través de la lectura, a pesar de la enorme hipérbole del tiempo y de la comprensión, es seductora y hermosa, pero no siempre funciona. En este caso, el corto nos ofrece una historia bienintencionada, pero el hecho de que utilice un lenguaje cinematográfico realista no favorece la credibilidad del mismo. Del final, mejor no hago ningún comentario.

A pesar de todo, me quedo con ese mensaje tan sencillo como evidente y universal: la educación es la mejor herramienta para el desarrollo de una comunidad y de una persona. Y también es cierto que la idea nietzscheana de superhombre es una hermosa idea de aceptación de la vida y superación, válida incluso para encontrar consuelo; si no lo creéis, preguntadle a Botton.

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