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lunes, 30 de enero de 2017

ANTONIO GAMONEDA, ANTOLOGÍA POÉTICA

Me llega desde el sur un regalo en forma de libro que aprecio doblemente: por el autor y por el formato —gracias, tocayo—. En realidad, lo que esta antología contiene no añade ningún poema nuevo a la publicación de Esta luz, pero la edición es tan agradable, el tamaño tan cómodo y manejable, la selección tan acertada y coherente, y la introducción de Tomás Sánchez Santiago tan ajustada y eficaz, que todo ello contribuye a convertir el libro en un objeto bello y valioso.

Antonio Gamoneda es, sin duda, una de las voces más originales de la poesía española actual. Maestro hecho a sí mismo, al margen de corrientes, escuelas y cenáculos, ha conseguido una obra que crece en importancia con el paso del tiempo, cada vez más admirada dentro y fuera del ámbito de la lengua castellana. Como Sánchez Santiago nos recuerda en la introducción, el caso Gamoneda es insólito en los usos habituales del mundo literario español. No se encuentra con facilidad por estos lares un poeta cuya identidad está, antes que nada, en su escritura. 

Muchos son los méritos de la obra de Gamoneda, algunos de ellos muy bien resaltados por los estudios críticos que empiezan a abundar y que, no me cabe duda, irán en aumento. En cualquier caso, lo mejor que podemos hacer con un poeta, es leer su obra. Esta antología, que no es precisamente nueva, es una estupenda invitación para que nos adentremos en ella.

Aquí una muestra:

La luz hierve debajo de los párpados.

De un ruiseñor absorto en la ceniza, de sus negras entrañas musicales, surge una tempestad. Desciende el llanto a las antiguas celdas, advierto látigos vivientes.

y la mirada inmóvil de las bestias, su aguja fría en micorazón.

Todo es presagio. La luz es médula de sombra: van a morir los insectos en las bujías del amanecer. Así

arde en mí los significados.

             Arden las pérdidas, 2003.

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