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martes, 15 de noviembre de 2016

LAIAK, de Gabriel Narzabal

Gabriel Narzabal,  Laiak, 1984.
Imagen tomada de Wikipedia
La palabra laya en castellano está tomada del euskara laia. Es una herramienta que servía para labrar la tierra en zonas con mucha inclinación —el País Vasco es muy montañoso—, allá donde era muy difícil introducir un arado tirado por animales, por el peligro de caída que implicaba. Tiene dos puntas metálicas que se introducen en la tierra, ayudadas por la presión del pie. Después se gira hacia atrás, para levantar y voltear la tierra. La mecanización del campo las ha convertido en un objeto propio de museo etnológico.

A Gabriel Narzabal (Irún, 1955) le encargó la obra el Ayuntamiento en la década de los 80. Tiene una altura de 4,5 metros, pesa 9 toneladas y está realizada en acero cortén, ese material que tanto le gustaba a Chillida, porque su composición protege la obra de la corrosión originada por los agentes atmosféricos.

El lugar donde se encuentra instalada la obra está muy cerca de la casa taller en la que estuvieron trabajando Oteiza y Basterretxea en la década de los 50. Hoy en lamentable estado de abandono.



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