Gerardo Diego, componente de aquella fantástica Generación del 27, tuvo su primer destino como profesor, lo mismo que Machado, en la ciudad de Soria. En ella se conserva el Casino, oficialmente Círculo Amistad Numancia, en el que de vez en cuando tocaba el piano. Hoy, en el tercer piso, se encuentra la Casa de los Poetas, espacio dedicado al recuerdo, sobre todo, de Bécquer, Machado y Gerardo Diego.
Archiconocidos son sus poemas El ciprés de Silos y el Romance del río Duero. El Ángelus, no tan famoso, es, en cambio, más representativo de su etapa creacionista, y del que intento reproducir la disposición de los versos, aunque esto es un blog y no una imprenta. No os perdáis el comentario que el profesor Ascunce Arrieta hizo del poema.
ÁNGELUS
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A Antonio Machado Sentado en el columpio el ángelus dormita. Enmudecen los astros y los frutos. Y los hombres heridos pasean sus surtidores como delfines líricos. Otros más agobiados con los ríos al hombro peregrinan sin llamar en las posadas. La vida es un único verso interminable. Nadie llegó a su fin Nadie sabe que el cielo es un jardín. Olvido. El ángelus ha fallecido. Con la guadaña ensangrentada un segador cantando se alejaba. |
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