De Lu Ji (261-303) sabemos poco, pero las obras que han llegado hasta nosotros son suficientes para considerarlo un clásico. Interesantísimo resulta su Wen fu por la extraordinaria frescura de su reflexión sobre el arte de la escritura. Metapoesía en estado puro. A él pertenecen estos párrafos:
A menudo, cuando leo las obras maestras de los grandes escritores, tengo la secreta esperanza de poder captar su verdadero espíritu.
El orden de las palabras, la manera en que se enuncian las frases, tiene infinitas posibilidades y formas.
Las cualidades de lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, son susceptibles de captarse en lenguaje.
Yo mismo, cada vez que escribo, me doy cuenta de la complejidad del acto creativo.
Y me angustio una y otra vez porque el pensamiento es incapaz de traducir el mundo y, la literatura, incapaz de apresar el pensamiento.
Ciertamente, el mayor problema reside no en saber cómo hacerlo, sino simplemente en hacerlo.
He escrito, precisamente, este poema para dar cuenta de las habilidades de estos excelsos escritores, y explicar las razones del porqué hay buenas y malas obras en el acto de la escritura.
Quizás así, en otro tiempo, pueda llegarse a conocer el intrincado mecanismo y el profundo misterio de la composición literaria.
Cuando alguien, con un hacha en la mano, intenta cortar otro mango de hacha, lo que obtiene está muy cerca del propio modelo.
Y es que, a la hora de seguir los movimientos de la mano, la dificultad para convertirlo en lenguaje es extrema.
De todas formas, todo lo que he sido capaz de expresar en palabras lo he puesto aquí, seguidamente.
Traducción de Pilar González España.
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