Ya sabemos que la religión puede salvar muchas almas, pero eliminar muchas vidas (cruzadas, inquisición, fatwas, reconquista, yihad...). Si alguien tiene alguna duda sobre esto de las almas y las vidas, puede consultar el libro de Hitchens Dios no es bueno.
Sin entrar en detalles y desde un punto de vista menos trascendente y más divertido, Emo Phillips, tiene un chiste que ilustra bien este esplendor del fanatismo:
Un día que estaba cruzando un puente vi a un hombre de pie en el borde, a punto de saltar. Entonces eché a correr mientras gritaba:
—¡Alto! ¡No lo haga!
—¿Por qué no habría de hacerlo? —preguntó él.
—Bueno... ¡es que hay tanto por lo que vivir!
—¿Por ejemplo?
—En fin... ¿es usted religioso?
El respondió que sí.
—¡Yo también! —dije— ¿Ha visto? Ya tenemos un montón de cosas en común, hablemos de ello. ¿Es usted cristiano o budista?
—Cristiano.
—¡Yo también! ¿Católico o protestante?
—Protestante.
—¡Igual que yo! ¿Episcopaliano o bautista?
—Bautista.
—¡Vaya! ¡Yo también! ¿Bautista de la Iglesia de Dios o de la Iglesia del Señor?
—De la Iglesia de Dios.
—¡Lo mismo que yo! ¿de la Iglesia de Dios original o de la Reformada?
—De la Reformada.
—¡Yo también! ¿De la Reformada de 1879 o de la Reformada de 1915?
—De la Reformada de 1915.
—Muere, escoria hereje —le dije yo; y lo empujé.
El chiste lo he tomado de Heidegger y un hipopótamo van al cielo, Cathcart y Klein, 2010.
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