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Tú me diste la luz.
Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas.
La luz de tus ojos.
Déjame sin palabras, llévate los recuerdos, pero no me quites tu luz.
La luz de sus palabras iluminó nuestros días.
No es necesario que siga. Todos somos capaces de recordar o de crear algún verso con la palabra luz iluminándolo. Los ilustrados, incluso, querían iluminar a la sociedad, que la luz del conocimiento llegara a toda la sociedad.
Pero no es el sentido metafórico el que Juan Carlos Casado y Miquel Serra-Ricart utilizan en la unidad didáctica que han preparado. Nos hablan de la luz en su sentido más físico y, además, lo hacen con un profundo sentido didáctico. A pesar de lo material y práctico del proyecto, la belleza de las manifestaciones luminosas está por todas partes.
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