Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Medulas, que han gloriosamente ardido:
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Medulas, que han gloriosamente ardido:
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
QUEVEDO (1580-1645)
Dámaso Alonso dejó escrito que éste era, en su opinión, el mejor soneto de amor de la literatura española. A mí es el que más me gusta. Genial, perfecto, maravilloso, brutal. Nunca me deja de sorprender su fuerza.
Con él inicio una nueva sección: Los que más me gustan.
Con él inicio una nueva sección: Los que más me gustan.
He tomado la grafía y la puntuación de la edición que hace del mismo James O. Crosby para la editorial Cátedra, 1992.
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