Está la tierra recién humedecida
por una lluvia mansa y cariñosa
que hace tan solo unos minutos
ha reavivado los aromas
del boj, la menta y la melisa.
El sol atentamente se asoma
al borde del arroyo y del camino.
Desde el atardecer sonrío
a una nueva primavera.
Para ser feliz lo tengo todo:
el tiempo, el sol, la lluvia
y tu apacible compañía.
Maravilloso poema Jesús. Ya va oliendo a primavera y hago mía cada frase de esta bella placidez con la que me identifico gratamente en esta tarde de marzo. Gracias.
ResponderEliminarUna vez más, gracias a ti, Irene.
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