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miércoles, 15 de febrero de 2012

LA FELICIDAD, B. Russell


Del ya clásico libro del genial B. Russell entresaco estas citas. Seguro que más de una os resultan de interés (cito por la edición que veis en la foto):

La razón no se opone a la felicidad (pag 19).

Cuanto más dinero tiene, más fácil le es seguir enriqueciéndose, hasta que llega un momento en el que gane en cinco minutos más de lo que puede gastar en todo el día. Como consecuencia de su éxito, el pobre hombre se entrega a la disipación. Y ello es inevitable mientras sea el éxito la finalidad única de su vida (pag. 34).

Es sorprendente hasta qué punto puede aumentar la felicidad y la eficiencia un cerebro organizado, que piensa adecuadamente en el momento oportuno, en vez de pensar desordenadamente en todo tiempo (pag. 47).

Nada es tan agotador ni tan inútil como la indecisión (pag. 47).

Podemos librarnos de la envidia gozando los placeres que se nos presentan, haciendo nuestro trabajo y evitando comparaciones con personas que, tal vez equivocadamente, suponemos que son más felices que nosotros (pag.56).

Nuestra moralidad nominal ha sido formulada por curas y por mujeres esclavizadas mentalmente. Ya es hora de que los hombres que han intervenido en la vida normal del mundo comiencen a rebelarse contra tanta necedad enfermiza (pag. 66).

La felicidad que satisface plenamente va acompañada del pleno ejercicio de nuestras facultades y de la total verificación del mundo en que vivimos (pag. 69).

Las causas idealistas mueven a ponerse extraños disfraces (pag. 75).

Ninguna satisfacción basada en la propia decepción es sólida, y por muy desagradable que sea la verdad, es mejor afrontarla de una vez para siempre, acostumbrarnos a ella y decidirnos a orientar nuestra vida de acuerdo con ella (pag. 78).

Debemos respetar la opinión pública, en tanto o en cuanto la necesitamos, para no ir a la cárcel o morirnos de hambre; pero ir más allá, supone una sumisión voluntaria a una tiranía innecesaria (pag. 84).

La camaradería y la cooperación son elementos esenciales en la felicidad (pag. 93).

La felicidad fundamental depende, sobre todo, de lo que pudiéramos llamar un interés amistoso por las personas y las cosas (pag. 94).

El signo más universal y distintivo de las personas felices: el entusiasmo (pag. 96). 

Una de las causas más importantes de la pérdida de amor a la vida es la sensación de no ser queridos; por el contrario, la convicción de que se nos quiere es el mayor de los estímulos (pag. 106). 

Cuando por virtud de la circunstancias, hombres o mujeres tienen que renunciar a este placer (el de ser padres o madres), queda insatisfecha una de las necesidades más profundas y se produce una sensación de desasosiego y descontento, cuya causa puede permanecer totalmente desconocida. Para ser feliz en este mundo (...) es preciso sentirse como parte de la corriente vital que fluye desde el primer germen hacia un futuro desconocido (pag. 119).

El hábito de considerar la vida como un todo es una parte esencial de la sabiduría y de la moralidad verdadera, y debiera fomentarse en la educación  (pag. 131).

Por muy importantes que sean nuestras preocupaciones, no deben inquietarnos durante todas las horas de vigilia (pag. 133). 

El enfado, la irritación y el enojo son emociones que a nada conducen (pag. 143). 

El hombre desgraciado tiende a adoptar un credo desgraciado y el hombre feliz un credo feliz (pag. 145).

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