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jueves, 24 de febrero de 2011

GABRIEL CELAYA

Debo de ser algo tonto
porque a veces me ocurre que me pongo a hablar solo,
y digo cosas locas,
digo nombres bonitos de muchachas y barcos
o títulos de libros que nadie ha escrito nunca.
Debo de ser algo tonto.

Babeo, grito y lloro.
Los verbos absolutos me llenan de ternura
y esas vocales sueltas, inútiles, redondas,
que vuelan para nada,
me elevan boquiabierto hacia no sé qué gozos.


Soy feliz y, por eso, también un poco tonto. 





Hoy, 23 de febrero de 2011, yo también me siento algo tonto, solidariamente tonto con Celaya, y cabreadamente tonto con algunas otras cosas de las que no quiero dar noticia aquí porque el poema merece brillar con toda su belleza.


Gracias, Gabriel.

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