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lunes, 30 de agosto de 2010

GUILLERMO CARNERO

En la próxima tertulia nos ocuparemos de la obra de Guillermo Carnero, poeta de la generación de los novísimos (Gimferrer, Leopoldo Panero, Montalbán, Martínez Sarrión...). Como no resulta un poeta sencillo, conviene acercarse a él con alguna ayuda. Yo os recomiendo un par de títulos que os faciliten el camino. Uno es el que aparece en la foto, el otro es el que se publicó en Hiperión bajo el título Ensayo de una teoría de la visión (Poesía 1966-1977). Ambos recogen las primeras entregas del poeta, ambos tienen buenos estudios preliminares (el trabajo de Carlos Bousoño con que se abre el Ensayo ya es un clásico dentro de los estudios sobre la poesía de Carnero) y ambos se pueden encontrar fácilmente en las librerías. Quizá la ventaja del de Cátedra sobre el de Hiperión es que, al ser una publicación con finalidad académica, no sólo tiene una buena introducción, sino que, además, todos los poemas van acompañados con numerosas notas y comentarios que facilitan el  esclarecimiento del poema.

Y para ir abriendo boca, un poema del libro Dibujo de la muerte:


EL EMBARCO PARA CYTEREA

                                   Sicut dii eritis
                                   GÉNESIS III, 4

Hoy que la triste nave está al partir,
con su espectacular monotonía,
quiero quedarme en la ribera, ver
confluir los colores en un mar de ceniza,
y mientras tenuemente tañe el viento
las jarcias y las crines de los grifos dorados,
oír lejanos en la oscuridad
los remos, los fanales, y estar solo.
Muchas veces la vi partir de lejos,
sus bronces y brocados y sus juegos de música:
el brillante clamor
de un ritual de gracias escondidas
y una sabiduría tan vieja como el mundo.
La vi tomar el largo,
ligera bajo un dulce cargamento de sueños,
sueños que no envilecen y que el poder rescata
del laberinto de la fantasía,
y las pintadas muecas de las máscaras
un lujo alegre y sabio,
no atributos del miedo y el olvido.
También alguna vez hice el viaje
intentando creer y ser dichoso
y repitiendo al golpe de los remos:
aquí termina el reino de la muerte.
Y no guardo rencor,
sino un deseo inhábil que no colman
las acrobacias de la voluntad,
y cierta ingratitud no muy profunda.

Aviso para navegantes: según el propio autor, "la única fuente del poema es el óleo de Watteau en el Louvre, sin ninguna otra fuente literaria."

Feliz lectura.

3 comentarios:

  1. El EMBARCO PARA CYTEREA

    Me ha gustado, me sabe ha despedida de algo o de alguien.
    Un abrazo Manoli.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola, Manoli!

    Recuerda que nos vemos el día 13, a las 6 de la tarde en el Palace. ¡Miguel Hernández nos espera!

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. EL EMBARCO PARA CYTEREA

    Me ha gustado, sabe a despedida de algo o de
    alguien.
    Allí estaré!Un abrazo


    corregido el error

    ResponderEliminar

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