(Imagen de la agencia EFE, tomada del periódico digital Público.es)
En esta tremenda ceremonia de la confusión en la que estamos sumergidos con respecto al caso de la saharaui Aminatou Haidar, encuentro hoy un artículo de Kepa Aulestia que es un espléndido ejercicio de sensatez y razonamiento.
Cuando sólo son la pasión y el sentimiento los motores que nos mueven, los resultados suelen ser catastróficos para nosotros y para los que nos rodean. Ojalá no sea así y Aminatou Haidar pueda volver con los suyos.
Y sin pasión ni sentimientos... qué.
ResponderEliminarHace treinta y cinco años Kepa Aulestia practicaba otras pasiones y sentimientos quizá gracias a los cuales hoy escribe lo que escribe. Y dicho sea de paso, podría cargar las tintas sobre las repercusiones de las decisiones en las tomadas por el monarca.
Querido anónimo, no sé por qué deduces de mi comentario que haya que actuar sin pasión y sin sentimientos. Lo que digo es que SÓLO GUIADOS POR LA PASIÓN Y EL SENTIMIENTO solemos producir monstruos (Goya). Pasión e ilusión y ganas hay que poner siempre, pero sin olvidar la ayuda de la razón.
ResponderEliminarEn cuanto al resto del comentario que haces, creo entender a lo que te refieres, pero no estoy del todo seguro, por lo que no puedo continuar con el diálogo.
Un saludo.
De acuerdo, no se puede deducir que haya que actuar sin pasión ni sentimientos. Razón, sentimiento, pasión... pasión sentimiento, razón... Complejo se me presenta.
ResponderEliminarDe cualquier manera, cuanto más leo el artículo más se me encabrita la pasión. Posiblemente porque "a nosotros no nos va a pasar nada a causa de semejante bravata." O quizá porque "En el mejor de los casos, no cabe esperar nada más." O "Sencillamente porque pudo adoptar cualquier otra determinación ante el atropello sufrido."
"...sin salida real en el plano de la geopolítica y frente al amplio consenso que en Marruecos existe...", "...la manifiesta falta de interés de las potencias más relevantes en forzar una solución..."... ¿esto es la razón?.
Sendatu azkar eta etorri zigarrro bat erretzera.