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viernes, 15 de marzo de 2024

LA SIEMPRE EFICAZ BELLEZA DE LO MÁS SENCILLO



 Salgo de la biblioteca y, como el día está soleado, aprovecho para hacer un par de fotos de la micropradera que me queda a la altura de los ojos. Guardo el móvil en el bolsillo, cojo el libro que he dejado sobre el altillo y me giro para subir las escaleras. Otro usuario que las baja me sonríe y me saluda de manera cómplice, como quien entiende lo que hago y lo comparte. Contesto al amable y espontáneo saludo y sigo mi camino.

Son estas pequeñas, próximas y cotidianas señales las que tal vez impulsaron a Platón a poner en conexión verdad, belleza y bondad. Me inclino incluso a pensar, animado por los primeros síntomas primaverales, que bien pudiera haber sido algún día luminoso y de amable temperatura el que hizo brotar la primera idea.

Primavera en estado primigenio

Lo cierto es que la inmensa belleza de lo mínimo, por su cercanía, por su inmediatez, por su fácil asimilación, es la más propicia a despertar estados de ánimo positivos, la que con mayor frecuencia nos anima a superar las pequeñas inconveniencias con las que tropezamos a diario, las que originan a veces las mejores creaciones. Y es que todos los días están ahí, a nuestro alcance, sin que tengamos que realizar el más mínimo esfuerzo por comprenderlas y disfrutarlas. Directas al corazón.

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jueves, 7 de marzo de 2024

BREVE PASEO VISUAL POR FRÍAS

Para Diego y Nerea.


Hace exactamente doce años andábamos disfrutando de esa hermosa, pequeña y llena de historia ciudad de Frías. El archivo de fotos me lo ha recordado. 

Unas fotografías, un tiempo compartido con amigos, una manera de recuperar momentos felices y desear que continúen siéndolo, estemos donde estemos. 

Un larguísimo abrazo lleno de cariño y los mejores deseos.

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viernes, 23 de febrero de 2024

TEMPORAL DESDE EL PASEO NUEVO, 23-II-2024













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SCHILLER, LA LUNA Y LA FOTOGRAFÍA


 El martes 20 andaba la luna envuelta en un halo de misterio muy a propósito para un cuento gótico, pero a mí me interesaban más los diferentes matices de color en que se concretaba ese halo. Cogí la cámara y disparé varias veces. Incluso tiré un poco de zoom para ver cómo quedaba recogida la luz un tanto espectral que la rodeaba. Arriesgué mucho. Sin trípode, una exposición de dos segundos tenía todas las posibilidades de ofrecer un resultado muy movido. La suerte me acompañó:


Aunque la definición no es perfecta, permitía, incluso, ampliarla:
 

Y al ampliar la imagen es cuando llegó la sorpresa. Yo conozco el cráter Schiller, si bien nunca me había preguntado por qué tiene ese nombre. Más aún, me parecía que el bueno de Friedrich, indiscutible escritor europeo, no tenía méritos relacionados con la astronomía como para figurar ahí. Error. 

Error el mío al pensar que mi Schiller, el destacado poeta y dramaturgo, tenía que ser el del cráter lunar. De literatura no sé mucho, pero algo sé; ahora bien, mi ignorancia es enorme sobre otras muchas materias. Claro que mi Schiller carece de méritos para haber dado su nombre a un cráter, pero no Julius Schiller, un abogado compatriota suyo, que vivió a caballo entre el siglo XVI y XVII, y que realizó un atlas del cielo, el Coelum Stellatum Christianum, donde todas las constelaciones, como bien puede suponerse por el nombre, las transformó en personajes bíblicos. Así, por ejemplo, Orión —la del cinturón— quedó convertida en José —el de Jesús, José y María—. Tomo este ejemplo porque ahora en invierno puede verse muy bien sobre el horizonte sur a horas tempranas de la noche.

Fuente:Wikipedia.

En el enlace podéis ver todos los dibujos que componían el atlas del cielo que publicó en 1627. 
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lunes, 19 de febrero de 2024

LA BELLEZA DE LA LUZ

 
Es muy conocida la afición japonesa a observar y disfrutar con la belleza de las flores (hanami). Sabido es que cuando llega la floración de los cerezos, las multitudes se echan a la calle y cada cual aprovecha como puede los días o las horas libres de que disponga para acudir a parques y jardines y regocijarse con la explosión de luces y colores que acontece cada año al final del invierno. 

Existe otra afición menos conocida por aquí que consiste en disfrutar de la luz del sol que se filtra a través de las hojas de los árboles (komorebi). Comparto con la población japonesa este embobamiento ante los efectos que la luz toma cuando es filtrada casi por cualquier objeto. Prueba de ello son estas fotos de una pirámide de cristal que hay en casa y con la que puedo entretenerme durante bastante tiempo cada vez que la luz la atraviesa. 





Pero no, no hago trampa con lo del prisma y la refracción. Los efectos de la luz me gustan en todas sus formas y efectos
 



y, por supuesto, también filtrada por los árboles, aunque, como en este caso, carezcan de hojas.



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