domingo, 13 de enero de 2019

LA VIDA ES BREVE; EL ARTE, LARGO...

Reloj de sol de la fachada de la Facultad de Medicina  de Montpellier.
Si ampliáis la imagen, podréis leer el lema escrito sobre el reloj: H TEXNH MAKPH, el arte (es) largo, que dicho así es como no decir nada, porque hace mucho tiempo que perdimos el conocimiento de las lenguas clásicas o, por lo menos, el conocimiento del puñado de citas que toda persona medianamente culta almacenaba en su armario de textos útiles según la ocasión. 

Por fortuna, aunque hayamos perdido la capacidad de entender latín o griego y no seamos capaces de reconocer ninguna cita, en la actualidad disponemos de un medio rápido, y casi siempre eficaz, para satisfacer la curiosidad o rellenar nuestra falta de saberes. Eso sí, la curiosidad es necesaria. Sin ella H TEXNH MAKPH seguirá siendo una inscripción en lengua desconocida.

Una breve incursión por internet nos ofrece la respuesta, y lo primero que averiguamos es que se trata de un sintagma entresacado de una frase de Hipócrates, padre de la medicina. La cita completa es esta: Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή, que a su vez es más conocido por su traducción latina —vía Séneca— y que en castellano es: La vida es breve; el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, confusa; el juicio, difícil. Y que, por supuesto, todo médico conoce.

Ahí está la razón de que en la fachada de una facultad de medicina, sobre un reloj que nos recuerda el inexorable paso del tiempo, nos encontremos con esa alusión a un texto de Hipócrates, cuya intención era recordar a quienes se dedicaban a la medicina —vale decir cualquier otra técnica o estudio— la dificultad de los conocimientos que había que adquirir y lo mucho que había que aprender. Una persona no tendría tiempo suficiente para aprenderlo todo en lo que dura una vida.

Sin embargo, el conocimiento podemos acumularlo y guardarlo como un tesoro, de tal forma que las generaciones siguientes puedan disponer de él y no tengan que empezar de cero. Manuscritos, pergaminos, rollos, libros, bibliotecas..., han cumplido esa función. Hoy la digitalización de la información nos permite el acceso a buena parte del conocimiento, no todo, de manera casi instantánea. Incluso para averiguar qué significa una inscripción en griego antiguo sobre la fachada de una facultad de medicina.

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