domingo, 23 de septiembre de 2018

ET MAINTENANT...




Con esto del Festival la ciudad se vuelca y entra en un frenesí peliculero. Se organizan todo tipo de actos que tienen que ver con el cine e, incluso, los centros culturales más atrevidos aprovechan para programar ellos también sus propios ciclos cinematográficos. Lo que está muy bien para poder ver algunas películas que de otra manera no podríamos ver nunca, porque nunca lograrían ser proyectadas en una sala comercial. Y, además, son de acceso libre.

Así las cosas, acudo a la proyección de una película que nunca saldrá del anonimato, aunque reconozco haberlas visto peores en salas donde hay que pagar dinero para entrar. La cinta transcurre sin pena ni gloria. Sin embargo, el final se cierra en una hermosa escena en la que vemos a tres amigas y un amigo volviendo a casa después de un intempestivo y poco afortunado fin de semana.

Suenan los primeros y magnéticos compases de Et maintenant. Comienza a cantar Gilbert Bécaud y, al poco rato, se suma el chicho. Luego, una a una se van incorporándose las chicas. El coche avanza por la carretera y empiezan a superponerse los títulos de crédito. Vuelven a París un poco más sabios, más maduros y habiendo aprendido algo nuevo acerca de la amistad, aunque el lado melancólico aún esté presente. La pérdida, en cualquier caso, no ha sido muy grande.

El tema fue un auténtico bombazo a comienzo de los años 60. Yo era pequeño, pero recuerdo perfectamente que sonaba a todas horas. Mi hermana mayor canturreaba alguna estrofa en francés. A mí me gustaba mucho a pesar de la poca edad. Vuelvo a casa con la música en la cabeza. La busco para oirla entera y sumergirme con ella en la nostalgia... ¿de la infancia?

Por desgracia, ahora no tengo seis años y entiendo lo que Bécaud canta. La canción es una de aquellas canciones que tanto gustaban sobre la pérdida y la separación. La tristeza profunda de la pérdida lo inunda todo. ¡Oh, qué bien nos sentimos a veces sumergidos un ratito en esa melancolía paralizante y acaso catártica!

Pero, atención, hacia el final, la magia se pierde. El exabrupto entra en escena: 

Et maintenant que vais-je faire.....................Y ahora, qué voy a hacer.
Je vais en rire pour ne plus pleurer................Voy a reír para no llorar más.
Je vais brûler des nuits entières....................Voy a quemar las noches enteras.
Au matin je te haïrai................................Por la mañana te odiaré.


¡Hombre, no! Todo iba muy bien. Estábamos dispuestos a echar una lágrimas y sentirnos muy tristes y abandonados. Parecía que íbamos a disfrutar un rato del lado existencialista del amor... y el chico nos sale con una respuesta rencorosa. ¡Qué poco romántico, qué poco elegante, qué inmaduro y qué peligroso!

A veces es mejor no entender la letra de algunas canciones.

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