viernes, 15 de junio de 2018

JON GEREDIAGA

José Belda y Jon Gerediaga

Poetika 2018 cerró ayer el último recital antes del verano con la presencia de Jon Gerediaga, Alex Gurrutxaga (presentación) y José Belda (guitarra). Lástima que la estupenda "lección" de Gurrutxaga, la serena y madura interpretación de Belda, y la honda y limpia poesía de Gerediaga fuesen disfrutadas por tan escaso público.

Gerediaga ha publicado hasta ahora cuatro poemarios: Fitola balba, karpuki tui2004; Jainkoa harrapatzeko tranpa2007; Zentauro-hankak2012; y Argia, lurra, zuhaitza, zerua2015. Todos ellos editados en Pamiela. El último se encuentra traducido al castellano por él mismo.

En el recital de ayer, como es natural, leyó poemas del último título, pero también ofreció un buen porcentaje de inéditos, lo que siempre es de agradecer. Recojo dos hermosos poemas. El primero es el que cierra el libro, y del que ha salido el título. Ambos dos pueden sintetizar bien el tono poético del mismo.

Uzta guztien ondoren
adar gehienak makurtzen dira
nekez eta hotzez, eta makurtzeko
garaia heldu zaielako besterik ez

eguzkiak ere azken ahaleginak
egiten ditu udazken hasieran
baina atseginak dira oraindik
bere argi eta itzal-jolasak arrastian
belarrean eta hosto ahuletan
eta hiriko kristaletan 
(heriotza guztiak hain ederrak balira)

gure barnean bada zerbait dakiena 
laster lasterregi ilunduko dutela egunek
eta horregatik zuhur eta isilean eta goxoki
hitz egiten die iraun behar duten gauzei: 

argiari, lurrari, zuhaitzari, zeruari.



Después de todas las cosechas / la mayoría de las ramas ceden / por el cansancio, por el frío / y porque les ha llegado el tiempo / de ceder y nada más, // el sol también hace sus últimos esfuerzos / al principio del otoño, pero son apacibles / todavía sus juegos de luces y de sombras de la tarde, / en la hierba y en las hojas débiles / y en los cristales de la ciudad / —si todas las muertes fueran bellas. // Algo dentro de nosotros sabe / que pronto oscurecerán los días demasiado pronto / y por eso les habla con prudencia y en silencio / y dulcemente a las cosas que deben perdurar: // a la luz, a la tierra, al árbol, al cielo.


***

Une batez argitzen du zeruak eta

gizadiak ondoeza ahazten du une batez
asunen hostoetan pausatzen direnean
azken euriaren tantak
eguzkia oso-osorik babesten da
txikitasun horretan,
baita gailur garaietan ere
edo haran sakonetako basoetan
sartzen da distira handia,
eta bide bazterrean isil-gordeka
asun hezeen aldamenean
lore goibel batzuek eramaten dute
iraun behar duen bici ederraren zama,
mandamenduaren marka urdinak.



Por un momento el cielo alumbra / y los hombres olvidan el dolor / cuando las gotas de la última lluvia / se posan en las hojas de las ortigas / el sol entero se protege en esa / pequeñez, / también en las altas cumbres / y en los bosques de los valles / profundos / el gran resplandor entra / y escondidas en el bosque del camino / junto a las húmedas ortigas / unas flores tristes llevan el peso / de la vida bella que debe perdurar, / las marcas azules del mandamiento.

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