martes, 26 de junio de 2018

DEFENSA DE LA POESÍA, de Philip Sidney

Sidney no fue el primero en exponer su pensamiento sobre la creación literaria, tuvo ilustres precedentes —Aristóteles, Horacio, Boccaccio, por citar algunos— de los que se nutrió para articular un texto bien trabado que todavía hoy se mantiene vigoroso en muchos de sus ejemplos y argumentos. 

En la Inglaterra del siglo XVI la literatura no era precisamente la actividad mejor considerada. En realidad, en muchos lugares y durante mucho tiempo la creación literaria ha sido considerada una actividad sospechosa que poco bueno podía ofrecer a la humanidad. Pero dejemos el contexto y oigamos lo que Sidney nos cuenta:

Solo el poeta, desdeñoso de las ataduras de una sujeción tal, elevado con el vigor de su propia invención, hace surgir realmente otra naturaleza (...). La naturaleza nunca cubrió la tierra con un tapiz tan rico como lo han hecho una gran variedad de poetas, ni con ríos tan placenteros, árboles tan fructíferos, flores tan fragantes, ni con ninguna otra cosa que haga de esta bien amada tierra un lugar más amable. Su mundo es de bronce, solo los poetas dan origen a un mundo de oro (p 121).

Pues son ellos ciertamente los que en realidad crean con el fin de imitar, e imitan tanto para deleitar como para enseñar, y deleitan para persuadir a los hombres a tomar esa bondad, de la que sin deleite, huirían como si de un extraño se tratase, y enseñan para darles a conocer la bondad a la que se incita (p 126).

No son el rimar y el versificar los que hacen al poeta (...), sino que es esa invención de imágenes notables de las virtudes, los vicios y demás cosas, junto con esa enseñanza deleitosa, lo que debe ser el verdadero distintivo que permita reconocer a un poeta (p 127).

Todas las virtudes, vicios y pasiones se ponen ante la vista en sus propios estados naturales, de tal suerte que no nos parece que estemos oyendo hablar de ellas, sino viendo con toda claridad a través de ellas (p 135).


***

Philip Sidney (1554-1586) fue una figura destacada del Renacimiento inglés, que tiene muchos elementos en común con Garcilaso de la Vega (¿1501?-1536). Ambos fueron soldados, cortesanos y gente de letras que murieron pronto debido a las heridas de una batalla. La Defensa de la poesía, además de ser texto obligatorio en los estudios de literatura inglesa, ha tenido una gran influencia en la crítica literaria de aquel país, el ejemplo más evidente es el de Shelley y su otra Defensa de la poesía

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