martes, 16 de enero de 2018

LA DECADENCIA DE NERÓN GOLDEN

La decadencia de Nerón Golden puede leerse o entenderse de múltiples maneras. Como un thriller. Como una antigua tragedia griega. Como una parábola sobre la identidad. Como una novela social. Como una epopeya familiar. Como una novela realista sobre la crisis que nació en 2008 y cuyas consecuencias todavía padecemos. Como un cuadro de la resistencia de  Nueva York. Como un documental. Sí, cuando la literatura tiene calidad admite múltiples referencias y lecturas sin que el relato sufra. O como una metáfora satírica del ascenso de Donald Trump:

En Gotham sabíamos quién era el Joker, y no queríamos saber nada de él, ni de la hija con la que se quería acostar, ni de aquellos hijos suyos que asesinaban elefantes y leopardos para divertirse. "¡Voy a conquistar Manhattan!", chillaba el Joker, colgando de la cúpula de un rascacielos, pero nosotros nos reíamos de él y no de sus chistes grandilocuentes, así que él tuvo que llevarse de viaje su espectáculo a sitios donde la gente todavía no lo tuviera calado o, peor, donde la gente supiera perfectamente lo que él era pero lo amara por ello: el segmento del país que estaba igual de loco que él. Una cantidad alarmante de ella (p 347-8).

De ahí al desaliento y al desánimo hay un corto camino. La tragedia nos enfrenta con el lado más oscuro de la vida y cumple su función catártica y liberadora. La historia que Rushdie nos ofrece también cumple esa función purificadora, pero antes tenemos que pasar por el calvario de los hechos para poder llegar a la conciencia, tal vez al conocimiento, de lo que somos y queremos, tanto individual como colectivamente.

¿Cómo vives entre tus compatriotas cuando no sabes cuál de ellos o de ellas se cuenta entre los más de sesenta millones que han llevado al horror al poder, cuando no sabes a quién hay que contar entre los más de noventa millones que se encogieron de hombros y se quedaron en sus casas, o cuando otros americanos como tú te dicen que saber cosas es elitista y que ellos odian a las élites, mientras que lo único que has tenido tú en la vida es tu mente y te educaron para creer que el conocimiento era maravilloso (...) que el conocimiento es belleza? (p 511).

El núcleo central de la novela es la historia de Nerón Golden —un multimillonario de Bombay que ha hecho su fortuna gracias a los chanchullos de la construcción y blanqueando dinero para la mafia, hasta que el juego de los negocios sucios se pone sucio también para él y tiene que escapar al otro lado del mundo— y sus tres hijos. A su alrededor irán surgiendo otros personajes para dar forma al relato, todos ellos necesarios, todos ellos atrapados en su propio destino, y en de los Golden.

La decadencia de Nerón Golden es una fábula rica en matices y absolutamente desenfrenada. Puede recordar en muchos momentos a Retorno a Brideshead y a El Gran Gatsby, pero es más una auténtica hoguera de las vanidades sobre las variadas burbujas del actual EEUU, donde parece que se encuentran en una auténtica crisis de identidad, nacional y personal. Y es que esa cuestión de la identidad es un asunto difícil de abordar mientras se intente definir partiendo solamente de la diferencia con respecto al otro.

La obra de Rushdie es rica en referencias mitológicas, literarias, políticas, históricas, sociales, cinematográficas..., pero, sobre todo, es una magnífica creación de personajes inolvidables que se quedan agarrados a la memoria una vez acabada su lectura. 

Si la naturaleza humana no fuera un misterio, no nos harían falta poetas (p 491), porque, entre otras miles de cosas, da mucho miedo que se muera quien no debe (p 485).

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