domingo, 24 de diciembre de 2017

CIUDADANO EJEMPLAR

          I

Era una persona de principios

y muy eficaz.

Nunca perdía el tiempo

con situaciones embarazosas,

nunca lo desperdiciaba

hablando 

con aquellos que pensaban

de forma diferente.



          II

La situación era insoportable,

los derechos civiles estaban en peligro,

la corrupción política parecía no tener techo,

la economía era un campo abonado

para que los grandes truhanes

siguieran cosechando beneficios

a costa del trabajo de personas honestas,

los derechos humanos

se encontraban al borde de la anemia.

Era necesario despertar a todas las conciencias,

solo la actuación conjunta y solidaria

podría sacar de la crisis a la sociedad.

Se hacía urgente la convocatoria

de todo tipo de manifestaciones

y actos reivindicativos. 



Por eso,

cuando su hija le pidió

que jugara un ratito

con ella,

le contestó que no tenía

tiempo

para perderlo

en tonterías.



          III

Estaba indignado.

Sin duda aquél no había sido un buen día

para el género humano.

Una guerra —otra más—

había dado comienzo al borde mismo

de nuestras conciencias

y nadie asaltaría el palacio de invierno,

ni se quemaría en la Plaza Mayor

para dar testimonio 

de la gravedad del momento.



Salió a la calle

y, como estaba indignado,

cuando se cruzó en el portal

con su vecino

no se molestó en saludarlo.

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