jueves, 26 de octubre de 2017

DE VUELTA A CASA


Salí de casa cuando el Cantábrico estaba así de hermoso y sosegado. Presagio, tal vez, del buen tiempo poético que me esperaba en Madrid. Pero no voy a realizar aquí una crónica de las dos jornadas transcurridas entre versos y nuevas amistades, tan solo quiero dejar constancia de mi agradecimiento a cuantas personas me hicieron disfrutar con sus poemas, su conversación y su entusiasmo. 

Como siempre ocurre en estos casos, la estancia es corta para poder estar con cada uno, para departir como se quisiera y para disfrutar cuanto es necesario de los poemas de los demás; aunque,  afortunadamente, podré solventar en una pequeña medida esta última carencia porque la generosidad de unos cuantos poetas me dejó en la mochila algunos de sus libros, además de tenerlos a todos reunidos en esa cordial antología sobre las estaciones que es Ahora que calienta el corazón.

La presentación de la misma tuvo lugar en uno de los salones del Ayuntamiento de Madrid, donde pudimos disfrutar en directo de las palabras de Luis Alberto de Cuenca —¡qué grande y qué sencillo es el maestro!— y de la mayor parte de los poetas que han colaborado en ella. No quiero mencionar a ninguno en particular porque sería menospreciar a todos los demás. Al fin y al cabo, lo maravilloso del acto consistió en disfrutar de voces, estilos e idiomas diferentes construyendo un arcoiris de palabras hermoso y delicado.



Gracias a todos, amigos.
Gracias, club de fans.

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